Lilian

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—Minjeong por favor, abre la puerta.

—Déjame... Yo no debería estar aquí...

La psiquiatra intentaba comunicarse con la joven pero era prácticamente imposible. Cuando una persona vive un trauma tan repentino, sus pensamientos solo van a ser oscuros y no hay nada que pueda hacer para remediarse... salvo esperar.

—Minjeong, llevas dos días encerrada. Tienes que comer.

—No quiero comer, no quiero estar aquí, quiero a mis padres.

Lilian sentía su corazón encogerse cada vez que veía o escuchaba a una Minjeong tan rota. Era solo una niña para haber vivido tantas cosas.

—Voy a dejarte la bandeja aqui fuera, ¿vale? Recógela cuando quieras, pero por favor... Hazlo.

—Márchate.

La psiquiatra suspiró rendida y se apartó de allí. No había nada más que ella pudiera hacer. Minjeong necesitaba vivir su luto de alguna manera y esta había sido la escogida. Por mucho que intentaras algo se hacía imposible, y se entendía perfectamente.

Jonghun apareció en la habitación y se cruzó de brazos.

—¿Alguna novedad?

—Sigue sin salir, no quiere comer.

Él suspiró.

—No cogí su tutela para esto, Lilian.

La psiquiatra se molestó al escucharle.

—Debes entender que sus padres han fallecido y esta mal, y seguirá estando mal durante un tiempo. Paciencia.

—Esta bien. Le doy un mes Lilian, un mes. Haz lo que tengas que hacer, para algo te pago.

La mujer, que odiaba a ese hombre con todas sus fuerzas, asintió. Si no fuera por la familia que debía mantener hacía tiempo que se habría desligado de SM Entertainment.

Lilian se sentó en una de las sillas y suspiró. Pensó en mil ideas, cosas que pudieran alterar los pensamientos de Minjeong, que aceleraran el proceso de sanarse simplemente porque si no era así... La que tendría problemas sería la joven.

La psiquiatra optó por tomar ese mes de prueba, de toma de contacto hasta que fuera abriéndose poco a poco, pero Minjeong estaba muy mal. Estaba demasiado mal.

Lilian ya había lidiado antes con personas que tenían tragedias a su espalda, muertes repentinas, enfermedades... Pero todos tenían una luz por la que luchar, por muy mínima y diminuta que fuera... ahí estaba esa esperanza.

La diferencia es que Kim Minjeong no tenía nada de eso. No le quedaba nada por lo que luchar y por muchas pastillas que le dieran, por mucha solución que intentaran poner, eso seguía estando ahí y pesaba mucho más que todo lo anterior.

Entonces, tras meses, llegó ese punto de inflexión. Un exceso de pastillas que no debió haber ocurrido, que hizo que todo se paralizara, incluido Jonghun y Lilian.

Ahí fue cuando la psiquiatra entendió que esto ya no se trataba de un proceso de sanacion, esto se trataba de salvar a alguien que estaba a punto de tocar fondo. Entonces fue cuando planteó que tal vez no era cuestión de insistir más, de darle más o menos pastillas, era cuestión de dejarla ser lejos de aquí. Que tal vez el problema no era lo que ellos creían, el problema siempre estuvo en este lugar, en no avanzar, vivir en un recuerdo constante sin tener nada por lo que seguir.

A Minjeong le faltaban razones.

Lilian sabía que si la mandaba lejos era muy probable que mejorara, pero también sabía que sería probable que no quisiera volver. Estaba un 98% segura de que así sería, pero aún así creyó que engañar a Jonghun y alejar a Minjeong de él era la mejor opción hasta el momento... Solo así la joven sanaría. Solo así abriría su mente y encontraría esa luz de esperanza que tanto le faltaba.

Porque eso era lo que buscaba Lilian, que Minjeong se encontrara a sí misma. Por eso convenció a Jonghun de que esta era la mejor idea para que se recuperara.

Pero lo que Lilian no imaginó es que esa razón que tanto necesitaba iba a estar en aquel pueblo, en ese banco, mientras leía su libro diario.

once again | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora