8: La fría lluvia de Bristol

812 136 23
                                    

Ayer fuimos a despedirnos de Heeseung en el aeropuerto. Aunque hubiéramos tenido aquella conversación, aunque nos hubieramos dado ese tiempo, eso no quitaba que le fuera a echar muchísimo de menos. Me despedí entre lágrimas y le besé como si fuera el último beso que le daba, que ambos sabíamos que podría ser así.

Las chicas todavía no sabían que nos habíamos tomado un tiempo, no tenía claro como decírselo a ninguna de ellas, sobre todo a Giselle y Ningning... Porque en el momento que se lo contara sabía en lo que iban a pensar y no quería que sucediera... Aunque no estuvieran tan equivocadas.

Bajé a comprar al supermercado y perdí la noción del tiempo, cuando salí cargada de bolsas y me di cuenta de que estaba lloviendo a cántaros me maldije.

—Mierda...

Me puse la capucha de la chaqueta e intenté ir por la orilla de la calle para no mojarme tanto pero era caso inutil, acabé casi empapada.

En ese momento serían casi las 9 de la noche y estaba empezando a anochecer, y con la lluvia lo empeoraba aún más.

Un coche frenó a mi lado de la acera y bajó la ventanilla.

—Sube, te llevo.

Eché un vistazo y era Minjeong, pero para mi sorpresa estaba igual o peor que yo. ¿Cómo se había mojado tanto si esta en el coche? ¿Desde cuando tiene coche?

Me planteé subirme o no, me quedé unos instantes pensando pero opté por ignorarla y seguir caminando. Ella volvió a adelantarme con el coche.

—Súbete, te vas a resfriar.

—No necesito que me lleves.

Noté como rodaba los ojos cansada.

—Por Dios Karina, solo te estoy pidiendo llevarte, no hablo en todo el camino si quieres pero no seas cabezota.

Esta chica era insufrible. Resoplé y frené, dejé las bolsas en la parte del maletero y me subí al copiloto. Le di un pequeño vistazo, estaba completamente empapada. Llevaba ropa de deporte, una camiseta de manga corta y parecía que literalmente se acababa de duchar con ropa. Ni siquiera yo había acabado tan mal.

Ella condujo de nuevo y como prometió, en silencio. Fui yo la que habló.

—¿Te has tirado a una piscina con ropa o...? —dije despreocupada, a la par que curiosa.

Ella cambió de marchas y respondió sin mirarme.

—Había salido a correr y me pilló la lluvia, pero correr bajo la lluvia no está tan mal.

—Tsé, y luego me dices a mí que me voy a resfriar.

—Porque lo vas a hacer —contestó.

—¿Y tú no?

—Si lo hago no te debería importar —ella frenó en un semáforo—. ¿Dónde te llevo?

Claro, no sabe dónde vivo aún.

—La calle Scoolm Street, la primera nada más girar.

Ella asintió y lo puso en el GPS. Le di una pequeña ojeada al coche, estaba completamente nuevo. ¿De dónde habría sacado el dinero? En fin, no me importa.

El resto del viaje pasó en silencio, me tomó la palabra y no dijo nada. Bueno... Hablé yo de nuevo.

—No viniste a lo de ir a comprar películas.

—No, no pude.

—Eso me dijo Ryujin.

—¿Puedo preguntar por qué? —ella se giró a mirarme—. ¿O eso tampoco puedes contármelo?

once again | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora