«Zigeunerweisen»
Pablo Sarasate
—Maldito niño... ¿Qué te han preguntado los guardias? ¿Les has contado algo sobre nosotros?
Pateó con fuerza la piedra que se metió en su camino, que salió disparada al otro lado de la calle y rebotó contra la pared de una de las casas. Al volver en su dirección, golpeó el largo vestido de su madrastra e hizo que su rostro se tiñera aún más de carmesí a causa del enfado. Se rio con poco disimulo y después siguió caminando, ignorando sin vergüenza alguna sus quejas.
—Estoy hablando contigo, ¿podrías comportarte por una vez en tu vida? Encima que vengo a buscarte a los calabozos y te atreves a...
—Cállate, no tengo nada que hablar contigo.
—¡Han Jisung!
—Ve a sonsacar lo que quieras de esos estúpidos guardias, si tienes tanto interés.
—¡Esto es serio! —Youngmi se arremangó el vestido y apresuró el paso para ir detrás de Jisung. A propósito, caminó más rápido para hacerla correr. Quizás, así, se quedaría sin aire y no podría seguir parloteando—. No podemos dejar que empañes más la imagen de nuestra familia, bastante la has dañado ya.
Bufó. Se pasó una mano por el mentón, en donde sentía cómo se formaba uno de los tantos hematomas que pronto le cubrirían el rostro, aunque por el momento no le dolían.
No le sorprendía que se preocupara más por lo que fueran a pensar de su familia que por su estado tras toda una tarde de preguntas en forma de palizas sobre su relación con la princesa Sunhee. Preguntas para las que no tenía ningún interés en responder, claro. Él no tenía nada que ver con la princesa. Apenas llegaron a cruzar un par de palabras cuando todavía estaba con vida y, tras su muerte, mucho menos le importaba.
Así pues, no es que le extrañase la actitud de su madrastra, pero sí que lo repugnaba y, por eso, aceleró todavía más para llegar cuanto antes a la mansión y a su cuarto.
—No les habrás mentido diciéndoles que estábamos implicados en el asesinato de...
—Ojalá —rio con desgana—. Buena idea, no se me había ocurrido.
—Llegas a soltarles eso y juro que, por mucho que mi marido te proteja, me encargaré personalmente de hacerte trizas frente a todos.
—Me harías un favor.
Youngmi soltó un alarido de exasperación. Los tacones resonaban contra las baldosas de piedra de las calles a un ritmo irritante que hacía que quisiera taparse los oídos. A lo lejos, la mansión de la familia Bang se iluminaba en medio de la oscuridad del anochecer y algunos sirvientes, al verlos llegar, trotaron hacia ellos para acompañarlos.
—Eres un estorbo para esta familia —le acusó—. Si los guardias han ido en tu busca, sería por algo.
—Porque soy un blanco fácil y no quieren trabajar. ¿A quién culparían sino al supuesto origen de toda desgracia? Lo que deberían hacer es ponerse manos a la obra, si tanto quieren descubrir quién la mató.
ESTÁS LEYENDO
Acordes de una perfidia ┃minsung
Fiksi Penggemar➽ Jisung es un violinista atormentado y consumido por el odio hacia su familia y Minho es un extraño individuo que asalta el balcón en donde toca a la luna cada madrugada. Y, aunque Jisung no debería ser capaz de verlo, sus miradas se encuentran y...