𝐱𝐯𝐢. it wasn't fair ✔️

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The great war
chapter sixteen !

❝ it wasn't fair ❞un corazón fanático; pt2

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❝ it wasn't fair ❞
un corazón fanático; pt2

La mirada de Riven se deslizó por el techo, aliviado al ver que la luz resurgía, dispersando las sombras que habían envuelto la habitación. Habían transcurrido interminables minutos desde que los rugidos de los quemados y los gritos temerosos de los estudiantes habían cesado, sumiendo todo en un silencio opresivo que pesaba sobre ellos.

Al bajar la mirada hacia Dane, ambos compartieron un reconocimiento silencioso, que irradiaba la certeza de la victoria: "hemos ganado".

Era hora de regresar con los demás, eso era seguro. Riven, en particular, había estado ansioso durante su tiempo en el invernadero, preocupado por lo que ocurría en el patio de Alfea. Solo quería asegurarse de que todos sus amigos estuvieran a salvo, de que ella estuviera a salvo.

Carraspeó nervioso y dirigió su mirada hacia la chica que tenía agarrado su brazo con firmeza.

—Deberíamos volver —murmuró, intentando deslizarse suavemente fuera de su agarre mientras se encaminaba hacia la salida.

Dane asintió con un murmullo apenas audible, pero un tirón en sus brazos los detuvo a ambos, como si el destino mismo se negara a dejarlos ir tan fácilmente.

—Rosalind llegará pronto, por favor, escúchenla —rogó Beatrix, notándose en su tono una mezcla de ansiedad y determinación.

Era palpable que el hada no deseaba quedarse sola, pero también resultaba evidente que se aferraba a la ilusión de tener algún grado de control sobre los dos chicos, una ilusión que se desmoronaba con cada instante que pasaba, al menos en el caso de Riven. Sí, había sido cómplice en el intento de despertarla, pero tarde se dio cuenta del grave error que había cometido al involucrarse en aquello.

No había anticipado que los capturaría en ese invernadero.

—Ella ha creado un plan con mi padre. Ustedes podrían ser partícipes, no tiene por qué acabar aquí —explicó Beatrix, tratando de persuadir a sus compañeros.

—Espera un momento, ¿tu padre te dió esta tarea? —inquirió Dane, frunciendo el ceño.

Beatrix apretó los labios en una mueca incierta. —Técnicamente no es mi padre, pero él sabrá qué hacer —respondió, dejando entrever una complicada trama detrás de sus palabras.

Riven estuvo a punto de formular una respuesta, pero sus planes se vieron arruinados por el chirrido de una puerta al abrirse. A través de ella, ingresó la diminuta pero imponente figura de un hada.

—Rosalind —los dos chicos sintieron un escalofrío ante la mención de su nombre.

El hada se erguía con una presencia imponente, su figura diminuta contrastaba con la intensidad de su mirada, que irradiaba una autoridad innegable. Su rostro, surcado por arrugas profundas, y sus ojos, de un azul helado que parecía penetrar hasta lo más profundo del alma. Con cada movimiento, emanaba una energía misteriosa y temible, recordando que, detrás de su apariencia frágil, se ocultaba un poder indomable.

𝐓𝐡𝐞 𝐆𝐫𝐞𝐚𝐭 𝐖𝐚𝐫 | 𝐑𝐢𝐯𝐞𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora