El cuero

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En la isla de Chiloé, oscura y tenebrosa,
se oculta una historia que aterraría a cualquiera.
Un niño inocente, con su alma temblorosa,
enfrentará al terror de la bestia cabrera.

El cuero, ser mítico, de leyendas antiguas,
se alimenta del miedo y de almas sin consuelo.
Su forma es grotesca, siniestra y muy intrigante,
la piel de una vaca, un monstruo sin desvelo.

La noche se cierne sobre el pequeño pueblo,
donde los susurros del viento avivan el temor.
El niño camina, asustado y algo ciego,
sin saber que el cuero lo acecha sin piedad ni honor.

El cuero, piel oscura, se desliza en la noche,
silente y sigiloso, con ojos enrojecidos.
Sus patas son garras, su aliento es derroche,
de maldad y deseo de infundir escalofríos.

El niño, indefenso, escucha pasos lejanos,
su corazón palpita, su alma está en agonía.
El cuero se acerca, su figura es un engaño,
un rastro de muerte y de tristeza que guía.

Entre los susurros de las hojas en el viento,
el niño se estremece, se detiene temeroso.
Pero el cuero no cede, con avaricia y tormento,
persigue al inocente, su presa más precioso.

El niño corre y corre, pero no hay escapatoria,
el cuero lo acecha, sus fauces abiertas de hambre.
El miedo lo consume, su alma se desmorona,
y en sus ojos se refleja el terror más macabro y sombrío.

El cuero lo alcanza, su presa está atrapada,
la piel de una vaca envuelve al niño en su abrazo.
Los gritos se desvanecen, la vida es segada,
y en la oscuridad, solo queda el eco del fracaso.

En las noches de Chiloé, persiste el temor,
la leyenda del cuero, sombría y escalofriante.
El niño y su destino, en susurros se funden,
una tragedia macabra, en cada paso constante.

La isla guarda secretos, entre nieblas y misterios,
donde el cuero aún ronda, sin piedad ni clemencia.
La historia se repite, en los palabras de estos versos,
y en el alma del niño, queda su eterna presencia.

Chiloe, Mitología Del Miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora