Chiloe, Mitología Del Miedo

Su mente el Trehuaco.

En una tierra lejana, en Chiloé encantada,
vivía una mujer con la mente perturbada.
Sus pensamientos oscuros, su alma en desconsuelo,
soñaba con el Trehuaco, su amante sin velo.

En su imaginación, en su mundo irreal,
decidió buscar al Trehuaco en su rincón especial.
Se adentró en la noche, buscando la laguna,
donde el mito se ocultaba en su morada oportuna.

Recitó versos mágicos, alzando su voz,
anhelando que el agua fluyera hacia el mar veloz.
Imaginó el deseo cumplido, la pasión sin medida,
sin pensar en las consecuencias, en su mente perdida.

El Trehuaco apareció, majestuoso y altivo,
un ser mítico y oscuro, en su esencia cautivo.
La mujer, llena de ansias, llamó al ser con fervor,
sin saber que su alma se perdería en el horror.

En un instante fugaz, la pasión se desató,
entre la mujer y el Trehuaco, el deseo se entregó.
Pero el goce efímero, no pudo satisfacer,
el vacío en su alma, la locura renacer.

El Trehuaco retornó a la laguna seca,
y la mujer, despojada, lloró su alma hueca.
En los abismos profundos, sus lágrimas cayeron,
mientras el viento susurraba, los versos se perdieron.

La locura se apoderó de su ser desquiciado,
y en un acto fatal, se adentró al mar turbulento y salado.
Sus sueños y su cordura se fundieron en uno solo,
y en las profundidades del océano, encontró su consuelo.

Así concluye esta historia de pasiones y delirios,
donde el amor se mezcla con tormentos sombríos.
Una mujer triste, con su mente enredada,
que buscó el placer en la fantasía, y encontró la muerte añorada.

Que esta lección nos enseñe a no perder la razón,
a cuidar nuestras mentes y buscar la sanación.
Que no se confunda el deseo con la locura,
y que encuentres la paz en tu vida, sin amores sincura.