El tesoro del Carbunclo condenado

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En una noche oscura, en invierno glacial,
Donde el sur del mundo guarda un tesoro ancestral,
Un cazador audaz se aventuró a buscar,
El carbunclo misterioso que podía deslumbrar.

Con la luna menguante, lanzó su lazo al cielo,
El carbunclo brilló, mas desapareció veloz, sin apelo,
Siguió la señal, buscó al alba con empeño,
El objeto enterrado, esperaba su dueño.

A los pies del calafate, señal predestinada,
Un tesoro oculto, bajo tierra resguardada,
Acompañado por viuda y gato de negra mirada,
El cazador avanzó, su corazón temblaba.

Excavó la primera vara, el gato en mano lanzó,
Desapareció el felino, en la oscuridad se perdió,
El tesoro esperaba, ansioso por ser encontrado,
Mas el cazador debía enfrentar lo inesperado.

Con valor en sus ojos, avanzó sin ceder,
El miedo lo acechaba, pero debía prevalecer,
Cada vara adicional, el gato era arrojado,
Un pacto macabro, con lo sobrenatural sellado.

El terror lo rodeaba, la viuda lo guiaba,
Mientras los gases nocivos a su alrededor danzaban,
Con valentía y espanto, desenterró el ansiado botín,
Pero algo en su interior, gritaba que no era el fin.

El tesoro en sus manos, brillaba con esplendor,
Pero un escalofrío recorrió su espalda con fervor,
Una maldición ancestral, lo acechaba en silencio,
El carbunclo condenado, encerraba un oscuro necio.

Con cada centímetro excavado, el horror aumentaba,
El cazador sabía que su alma ya no escapaba,
El tesoro ahora piedra, en sus manos se tornó,
Y en la oscuridad eterna, su espíritu quedó atrapado.

Chiloe, Mitología Del Miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora