Chiloe, Mitología Del Miedo

Cai-Cai & Ten Ten

En un lúgubre abismo marino, sombrío,
yace Cai Cai Vilu, serpiente del mar,
sus escamas reptilianas reflejan el frío,
mientras acecha a los mortales sin cesar.

Sus ojos, dos brasas encendidas en la noche,
queman con la furia de un mar embravecido,
y entre las sombras del océano coquete,
devorando almas perdidas en el olvido.

¡Oh, serpiente oscura de mortal veneno!
Tu esencia maldita provoca escalofríos,
los marineros sucumben, sin más remedio,
a tus garras letales y sus trágicos estíos.

Mas en la tierra, Ten Ten Vilu emerge,
serpiente de la tierra, protectora y sagaz,
con su mirada helada, el temor hace surgir,
y en su letal danza, muestra su compás.

Sus fauces gotean el néctar de la vida,
pero no para cebarse en los desdichados,
sino para salvarlos de una muerte perdida,
y librarlos del destino cruel y despiadado.

Cai Cai Vilu, en su sed de venganza y odio,
se abalanza sobre aquellos sin defensa,
pero Ten Ten Vilu, con poderío y desafío,
les ofrece salvación, una dulce ofrenda.

Los corazones se aceleran, en agonía,
mientras las serpientes danzan su macabro baile,
Cai Cai Vilu retorcido en su perversa valía,
y Ten Ten Vilu, noble, en su enigmático encaje.

El abismo marino y la tierra colisionan,
en un duelo de serpientes y su sombría lid,
mientras los humanos claman y agonizan,
envueltos en el terror de este cruel rechazo.

Y al final, en la oscuridad más profunda,
Ten Ten Vilu emerge victoriosa y triunfante,
Cai Cai Vilu, derrotado y en su caída, se hunde,
y los mortales encuentran un respiro reconfortante.

Mientras la noche cubre la tierra y el mar,
las serpientes permanecen en su eterno duelo,
recordándonos que en la oscuridad hay que luchar,
y encontrar el equilibrio entre el bien y el anhelo.

En este poema aterrador, de horrores y pesadillas,
se esconde una enseñanza que no debemos olvidar,
que incluso en la oscuridad más sombría y sencilla,
el coraje y la esperanza pueden iluminar el camino a andar.