Chiloe, Mitología Del Miedo

La Voladora

En los oscuros velos de la noche,
surge la temida Voladora,
bruja mensajera, en aves se transforma,
siguiendo un ritual de magia embriagadora.

Con ungüentos y cánticos siniestros,
sobre su cuerpo se untan los brebajes,
mientras sus entrañas, en cruel vómito,
en la olla se vierten, augurios salvajes.

Convertida en huairavo, gaviota o garza,
lechuza o cuervo, cual ser de sombras,
La Voladora surca los cielos negros,
anunciando muertes y desgracias macabras.

Su vuelo es tenebroso, silente y sigiloso,
las alas baten con fuerza en la oscuridad,
y sus gritos, como lamentos dolorosos,
anuncian el destino de fatalidad.

Persigue a una mujer con ojos de fuego,
susurra maldiciones al pasar,
la angustia y el terror se despliegan,
en su estela de pavor y pesar.

La mujer huye, presa del espanto,
siente en su espalda el aliento de la muerte,
pero la Voladora, implacable y maldita,
acecha incansable, sin descanso ni suerte.

Oh, mujer valiente, de corazón aguerrido,
enfrenta tus temores con temple y coraje,
desafía a la Voladora y su cruel destino,
libérate del yugo de su salvaje linaje.

Pero cuidado, oh mujer intrépida,
pues la Voladora es astuta y vengativa,
sus alas negras, su mirada fría,
siempre acecharán tu vida sensitiva.

Así es la historia de la Voladora,
bruja mensajera en aves convertida,
su leyenda aterradoramente cautivadora,
nos recuerda que el mal nunca queda dormida.

Que cada noche, alzando su vuelo,
pueda encontrar redención o condena,
y que aquellos que escuchan su grito,
sean precavidos ante su danza llena.

La Voladora, símbolo de oscuridad y desdicha,
perdure en la memoria como una advertencia,
que el bien prevalezca sobre su malicia,
y que el amor sea siempre nuestra sentencia.