Curamilla

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En los confines de un lago encantado,
donde la magia y el misterio se han abrazado,
vivía una joven, hermosa y radiante,
que encantaba al lago con su andar elegante.

En una caverna oculta, su morada,
se resguardaba con ternura y empatía templada,
y cada verano, al alba despertar,
hacia las aguas cristalinas iba a nadar.

La Curamilla, mágica y milenaria,
observaba a la doncella con alegría,
su presencia bendecía a los corazones,
llenando de dicha y sueños los rincones.

Mas un forastero, de ambición desmedida,
escuchó sobre la piedra y su vida bendecida,
codicia y avaricia nublaron su razón,
y decidió robar la piedra de oro sin compasión.

Escondido entre matorrales y sombras danzantes,
esperó a que la joven emergiera, radiante,
pero al verla, el hechizo del amor lo envolvió,
y en su corazón un nuevo camino se abrió.

El destino se rió de su plan traicionero,
pues el forastero se enamoró sincero,
la joven cautivó su alma y sus pensamientos,
y juntos emprendieron otros vientos.

Lejos de aquel lugar mágico y lejano,
donde la Curamilla brillaba en el lago cercano,
los amantes encontraron su refugio eterno,
dejando atrás la codicia y el invierno.

La Curamilla, triste y desconsolada,
al no ver regresar a la joven amada,
decidió ocultarse en lo profundo del lago,
y su ubicación se perdió entre el trago.

Desde aquel día, los buscadores anhelantes,
los Calcus, brujos, y las Machis elegantes,
exploran la tierra en busca de esa joya divina,
no por codicia, sino por encontrar la alegría genuina.

Así se perdió la Curamilla, en la pasión de dos almas,
envuelta en el amor que rompe todas las barreras,
una leyenda que perdura, llena de magia y encanto,
un recordatorio de que el amor siempre será el canto.

Chiloe, Mitología Del Miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora