Chiloe, Mitología Del Miedo

Lucerna, travecia eterna.

En la tierra de Chiloé, un hombre valiente,
se adentró en la Lucerna, un barco diferente.
Sus leyendas fantásticas lo llamaron con pasión,
sin saber que la travesía sería su perdición.

Un siglo de caminos sin fin comenzó a cruzar,
en el interior del navío mágico, sin cesar.
Caminaba sin pausa, día tras día sin tregua,
perdiendo la cordura, su mente se tornó ciega.

La Lucerna, un transporte de muertos y brujas,
lo envolvió en su hechizo, enredando sus luces.
Un barco del más allá, con misterios ocultos,
donde las fases de la luna marcan los tumultos.

La vida y la muerte, en su danza sutil,
se reflejaban en su andar, en su viaje vil.
El hombre enloquecía, sin hallar una salida,
perdido en los rincones de la nave perdida.

Sus pies cansados, su alma desfallecida,
buscando una respuesta en cada esquina recorrida.
Mas la Lucerna era inmensa, como un mundo sin fin,
y aquel hombre valiente, atrapado, ya no pudo reír.

Sus cabellos encanecieron, arrugó su semblante,
y en sus ojos brillaba un brillo delirante.
La leyenda del hombre que jamás encontró su fin,
quedó grabada en la memoria de aquel rincón marino.

Así sigue vagando, el fantasma en su eterno andar,
en la Lucerna encantada, sin poder descansar.
Y si alguna vez te aventuras a explorar su interior,
cuidado con perder la cordura, cuidado con el horror.