el Juicio de 1879

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En la tierra de Chiloé, misteriosas leyendas se tejían,
donde brujos y hechiceros su poderío sostenían.
El Estado chileno, con su juicio y su rigor,
decidió acabar con ellos y su magia de esplendor.

Era el año 1879, un tiempo de turbulencia y afán,
los brujos, temerosos, a su destino miraban.
Perseguidos y señalados por su arte ancestral,
en la isla de brumas, resistían con fervor sin igual.

La luna plateada brillaba sobre el archipiélago en calma,
mientras los brujos conspiraban con una magia antigua y santa.
Conocían los secretos de la naturaleza y sus ciclos,
la flora, fauna y el mar, fuente de poder y brillos.

El juicio del Estado se aproximaba, oscuro y ominoso,
los brujos sabían que su destino estaba presagiado.
Los ancestros les habían legado sabiduría sin par,
pero, frente al tribunal, ¿cómo podrían su libertad alcanzar?

Un brujo sabio llamado Ancalao, con barba plateada y mirada sabrosa,
decidió encarar el juicio con elocuencia y prosa.
Con palabras de poder y encantamientos en su voz,
buscó convencer al tribunal, para que escucharan su voz.

"Señores, no somos malhechores, ni buscamos el mal,
nuestra magia ancestral solo busca ayudar.
Las hierbas curativas y las pócimas de bien,
no merecen condena, sino respeto también".

Los jueces, con rostros impasibles, escucharon atentos,
los argumentos del brujo, sus razonamientos lentos.
Pero el miedo a lo desconocido era un fuego sin calma,
y el veredicto parecía ya escrito en la palma.

Una joven bruja, Magdalena, de ojos centelleantes,
se levantó con valentía para enfrentar los embates.
"Somos guardianes de la naturaleza, defensores de la vida,
nuestra magia es un legado, una herencia compartida".

"Conocemos los secretos de la tierra y el mar,
cuidamos del equilibrio, es nuestro deber preservar.
No somos una amenaza, sino una sabia guía,
¿por qué perseguirnos sin comprender nuestra armonía?".

El juicio siguió su curso, y aunque los brujos lucharon,
el Estado con su ley, sobre ellos sentenció.
Desterrados de Chiloé, dispersos por el viento,
los brujos vieron partir su hogar, su sustento.

Pero la magia ancestral no pudo ser sofocada,
se escondió en los rincones, en la noche enmascarada.
A través de los tiempos, siguió viva y latente,
esperando el día en que resurja nuevamente.

Así, la persecución de los brujos de Chiloé en 1879,
quedó como un capítulo oscuro en la historia que aún corazones mueve
Que este cuento-poema nos recuerde la importancia de comprender,
que en la diversidad de la magia y la sabiduría, hay tesoros por aprender.

Chiloe, Mitología Del Miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora