La Huenchula

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En tierras de Cucao, un relato empezó,
de una joven llamada Huenchula, dicen que sucedió.
Al pozo iba a buscar agua, día tras día,
hasta que un destino inesperado la desviaría.

Un día, Huenchula no regresó al hogar,
su madre preocupada fue a buscar,
y al ver el pozo turbio y el cántaro roto,
sintió que el Millalobo se la había llevado.

Pasó un año y Huenchula regresó,
con un bulto en los brazos, algo ocurrió.
Pidió a su madre cuidar a la criatura,
mientras se preparaba para importantes visitas futuras.

Pero con una condición, no debía mirar,
la curiosidad tentó a la madre, sin pensar.
Desenvolvió el bulto con cuidado y prisa,
y en un instante, la criatura se volvió agua líquida.

Huenchula, al enterarse, reprendió a su madre,
recogió los restos de su hija, en el alma un pesar.
Corrió desesperada hacia la costa sin cesar,
y allí se encontró con el Millalobo, quien la vino a consolar.

El señor de los mares le dijo con ternura,
que su hija no estaba perdida, sino en otra figura.
De los restos de aquel bulto se alzó una muchacha,
hermosa y radiante, a la que llamaron Pincoya, sin mancha.

Huenchula decidió vivir junto a ellos en el mar,
donde la belleza y la magia nunca dejarían de habitar.
Un cuento de amor, dolor y esperanza,
la historia de Huenchula y su hija transformada en agua danza.

En las aguas de Cucao, esta leyenda perdura,
recordándonos la fuerza de un amor que perdura.
Y en la mirada de la Pincoya, un destello de mar,
Huenchula y su hija, para siempre, unidas en el vasto azul del mar.

Chiloe, Mitología Del Miedo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora