Capitulo 41:

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Si a los doce años le hubieran preguntado a Ginny cómo se sentiría declararle la guerra a alguien de su familia, ella lo hubiera interpretado como una broma y luego de haberlo pensado, creería que sería un acontecimiento terrible. Inimaginable, en ese entonces. Pero, aparte de que las cosas habían cambiado, no habían resultado como ella esperó.

Nada.

Eso era justamente lo que había pasado. Nada.

En un abrir y cerrar de ojos ya estaban abriéndole las puertas a la primavera, pero nada mas allá de lo natural estaba sucediendo en la vida de Ginny, aunque, el término correcto sería «habitual», porque nada en la vida de Ginny resultaba del todo natural.

El punto es que pasaban los días, convirtiéndose en semanas, luego en meses, y Bellatrix no hacía nada. Ginny había conversado bastante con Harry sobre lo que podía suceder, como un atentado hacia su persona, algún «incidente» en sus proyectos, o alguna búsqueda sospechosa de aliados, pero ninguna de esas cosas habían sucedido. De hecho, tanto Bellatrix como Tommy se habían mantenido tan ocupados con la próxima boda real que parecían no tener cabeza para alguna guerra.

Ginny sabía, gracias a los espías elfos que tenía, que su madre y Tommy aun seguían coordinando los arreglos para la boda de Pansy con este último —la cual se estaba retrasando bastante por motivos que ella desconocía—, teniendo ayuda de la familia Parkinson, la cual se estaba acostumbrando bastante bien a vivir y ser parte oficial de la realeza. En varias ocasiones la pelirroja se vio disgustada con la forma en la que la señora Parkinson hablaba sobre la decoración del castillo. Winky le informó que ella había hablado con su esposo y su hija para que cuando esta última fuera reina, cambiara la deprimente decoración y quitara los estandartes de la familia Riddle.

Claro que Ginny pensaba que la decoración era un poco deprimente y oscura, siempre lo había pensado, pero los Parkinson no tenían derecho a cambiar nada, y sobre su cadáver lo harían. La peor parte y mas desagradable para ella, resultaba ser cuando Pansy se pavoneaba por los corredores del castillo, muy orgullosa y sintiéndose especial por ser prometida de Tommy —en su interior se debía guardar la tristeza porque él no correspondía su amor y la trataba con frialdad—. Ginny deseaba decirle que ella no era especial, y muchas cosas mas hirientes, pero se contenía, porque no sabía las repercusiones que tendría aquello con su madre. Más con ésta permaneciendo en silencio.

Debía estar alerta, y por eso no había bajado sus defensas, aunque por sugerencia de Snape, continuaba con sus labores de princesa, que también la distraían de su horrible convivencia silenciosa con los Parkinson.

La Villa Riddle nunca había tenido una mejor época que ésa. El terreno se expandía, los locales aumentaban, los parques infantiles revivían a la nueva generación de magos, los orfanatos y los refugios ayudaban a los que mas los necesitaban y ya se podía respirar un ambiente más ligero entre los habitantes. Ginny había confirmado esto cuando Harry y ella, una noche, decidieron pasear por la villa con disfraces para pasar desapercibidos, consiguiéndose con festivales, obras de teatro y bastante vida nocturna que les sacaron unas sonrisas y los hizo pasar un buen rato en pareja.

La popularidad en los periódicos también aumentaba, a la par de sus proyectos personales y el apoyo de la Junta de Magos Trabajadores y Obreros. Rita Skeeter, en cada una de sus publicaciones, idolatraba a Ginny y mostraba de forma bastante fiel las actividades de caridad que realizaba. Ginny hubiera querido que fuera mas discreta, pero Snape la convenció diciendo que era buena publicidad y en el futuro le serviría bastante. Ademas, si lo pensaba bien, no solo ella se beneficiaba, porque le estaba pagando bastante bien a Skeeter, a sus editores y a sus fotógrafos.

Se podía decir, que casi todo ganaban algo, y eso la mantenía de cierta forma tranquila.

Sin embargo, la idea de que Bellatrix no actuaba ni pareciera interesada en hacerlo, seguía preocupando a Ginny. Narcisa, a la cual Ginny había puesto al tanto de todo, le sugirió que no se confiara en ningún momento. Ella más que nadie conocía a su hermana, y por ahora podría estar tranquila, pero eso también podría significar que estaba planeando algo mucho peor. Ginny le dio la razón en esto, sabiendo que por el momento solo podía esperar. Ella no sería la que diera el primer golpe, no hasta al menos tener asegurado por completo y frente al pueblo su ascenso al trono.

Paredes de Mentira [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora