Capitulo 28:

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—¿Te sientes mejor? —preguntó Ginny, mientras colocaba un pañuelo mojado en la frente de Harry, que estaba acostado en su cama, arropado hasta el cuello, teniendo un poco de fiebre.

—Sí —respondió el azabache, mas sonando como un quejido que como una afirmación.

—¡Harry! ¡Esto no va a funcionar si no eres sincero! —exclamó Ginny exasperada.

—Es que no quiero preocuparte.

—Me estás preocupando igualmente.

Harry rodó los ojos, y luego de soltar un largo suspiro, por fin fue sincero

—Discúlpame, pelirroja, pero es que me siento horrible. La cabeza me va a explotar, estoy muriéndome de frio y quiero un poco de agua.

Ginny de inmediato sirvió un poco de agua en un vaso, de la jarra que la misma Tonks había dejado allí, y se lo entregó a Harry, que al tomársela, soltó un suspiro de alivio, aunque Ginny tocó su frente y continuaba teniendo temperatura.

Ginny había llegado a la madriguera como la noche anterior, gracias a Winky, con su «disfraz» de Adhara Miller. Sobre lo que ocurrió durante la cena en el castillo no había mucho que decir. Fue una cena bastante tensa, solo con los Parkinson, su madre y Tommy, porque su padre estaba ocupado y se sentía algo indispuesto, ademas de que Bellatrix no le mencionó a Ginny nada relacionado con la profesora Mcgonagall o lo que sospechaba, pero eso no hacía mas que ponerla alerta —Rosier se aseguró de que la profesora saliera a salvo del castillo—.

Cuando fue la hora, pudo aparecerse con Winky cerca de la madriguera, y como los Weasley y los de la Orden estaban un poco ocupados organizando algunas cosas en el pueblo, entregando leña, suministros y demás, habían dejado a Ginny encargada de Harry, aunque eso solo sería por unas horas, porque Hermione y Ron para esa misma noche habían convocado una reunión del ED. Ginny debía dar la cara como líder, y pese a que sería un poco duro enfrentarse sin Harry, sabría que podría.

Desde que llegó, Tonks se encargó de ponerla al tanto sobre la situación de Harry, y es que el azabache desde la mañana tuvo fiebre, como efecto secundario de la medicina que le estaban dando por la lesión en el brazo. Ahora estaba un poco mejor, pero antes había estado alucinando un poco, casi no podía hablar y tampoco tenía demasiada certeza sobre lo que pasaba a su alrededor. Esto preocupó bastante a Ginny, que no dudo en cuidarlo para que los demás continuaran con sus tareas correspondientes.

—No puedo comprenderlo —continuó la chica, que estaba acomodando el pañuelo mojado sobre la frente de Harry—. Tonks dijo que pronto te mejorarías. Ademas, ¿cómo no advirtió que esta medicina tendría este efecto secundario?

—Tonks no es sanadora, pelirroja —respondió Harry, sufriendo de bastantes escalofríos.

—Lo sé, lo sé...

—Pero al menos hay que ver el lado bueno.

Ginny frunció el ceño.

—¿Cuál es el lado bueno de esto?

—Que tú me estás cuidando. —Harry sonrió débilmente y Ginny volvió a rodar los ojos, sin poder ocultar una sonrisa.

—¿Cómo es que en este estado aun puedes hacer comentarios como ese? —preguntó ella, de forma divertida.

—Es parte de mi personalidad, y ni siquiera en mi lecho de muerte voy a cambiar. Deberías ir acostumbrándote, porque tendrás que tolerar eso cuando seas mi esposa.

—No he aceptado ninguna propuesta y tampoco me has dado un anillo.

—Te lo daré, en un futuro. Para ese entonces las cosas estarán mucho mejor. Tu serás libre de casarte con quien quieras, y ese seré yo. Compraremos una bonita casa en el campo. ¿Te gusta Estados Unidos? Podríamos establecernos allá. Adoro sus edificios, monumentos e historia. Mi tío Remus solía leerme libros de ese estilo cuando era mas pequeño, y me fascinaban. Allá podríamos conseguir un trabajo muggles, vivir con la magia justa y necesaria y en un futuro, no tan lejano, tendríamos hijos.

Paredes de Mentira [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora