Capitulo 16:

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—¡Adhara! —exclamó la señora Weasley alegre, yendo hacia la entrada mientras Ginny y Harry entraban a la madriguera—. ¡Creí que no vendrías!

—Se nos hizo un poco tarde —contestó Ginny sonriente, dejando que la señora Weasley la abrazara.

—Bueno, ya no importa, lo importante es que estás aquí. Te guardé un poco de comida, ¿tienes hambre? —sin dejar que Ginny respondiera, agregó—: ¡Pero claro que tienes hambre! ¡Mira lo flaca que estás! Ven, toma asiento.

Ginny le lanzó a Harry una sonrisa divertida mientras la señora Weasley casi la arrastraba hacia la mesa, para que tomara asiento. Luego, fue unos pocos minutos a la cocina y le trajo un plato lleno de estofado de carne. Era muy humilde, con un poco más de agua que de otra cosa, pero igualmente a Ginny le pareció delicioso.

—¿Tú también tienes hambre, Harry? —preguntó con dulzura la señora Weasley.

—Si queda puedes servirme un poco, Molly.

La señora Weasley asintió con rapidez y fue a la cocina por otro plato de estofado. Harry, con una sonrisa de niño pequeño, se sentó junto a ella.

—Primera regla de la madriguera: Jamás le digas que no a la comida de Molly —susurró Harry, y Ginny asintió, entendiendo que esa podía ser una regla de vida o muerte.

Cuando la señora Weasley regresó con el plato de Harry, se quedó unos minutos observando con una sonrisa orgullosa como ellos comían. Parecía una madre feliz porque sus hijos estuvieran comiendo bien, y Ginny se sintió extrañamente cómoda con eso.

—¡Oh! Casi lo olvido —la señora Weasley dio un pequeño respingo, recordando algo—. Tengo que ir a la cabaña central, la que visitaste ayer para repartir la comida, Adhara. Si quieren comer más, en la cocina está el estofado. Ya no queda mucho pero...

—Muchas gracias, señora Weasley —le sonrió Ginny, notando que ella se veía un poco avergonzada.

La mujer le devolvió una radiante sonrisa.

—No es nada, querida, ya te dijimos que eres más que bienvenida por aquí. Bueno, me tengo que ir.

—¡Adiós! —se despidieron Harry y Ginny, sonriéndole.

La señora Weasley se fue y los jóvenes se dedicaron a terminar su deliciosa comida. Ginny había comido muy poco durante el día, y de hecho, la única buena comida que tuvo fue en la cena, cuando Winky le sirvió, porque si hubiera sido por su madre la mataría de hambre. Sin embargo, ahora tenía más posibilidades de no perder peso de forma insana.

Cuando ya estaban dejando limpios sus platos, se escucharon nuevas voces en la sala, y pronto, entraron a la cocina Ron y Hermione, acompañados de otros dos chicos, un chico y una chica.

—¡Adhara! —exclamó Hermione con alegría—. Que bueno verte por aquí de nuevo.

—Íbamos a hacer una apuesta de cuanto nos soportabas —agregó Ron—. Veo que los gemelos perdieron.

—¿Creían que ya no volvería? —preguntó Ginny confundida.

—Por lo general, cuando Harry viene a presentar a alguna chica (y ha ocurrido algunas veces) sólo duran una noche. En parte es porque Harry es muy malo manteniendo una relación, y el resto es porque podemos parecer unos locos —contestó Hermione, sonriendo de forma divertida.

—Yo sí sé mantener una relación —dijo Harry ofendido, aunque nadie le prestó atención.

—A mí ustedes me parecen agradables —comentó Ginny.

—Muy tierna, pero cuando lleves una semana aquí, no tendrás la misma opinión —advirtió Ron.

—Pero mira nuestros modales —exclamó Hermione, golpeándose la frente—. Ellos son otros amigos nuestros, Neville Longbottom y Luna Lovegood.

Paredes de Mentira [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora