Paredes de Mentira [Harry y Ginny]

Capitulo 30:

A medida que avanzaba el mes de noviembre, la nieve se hacía cada vez mas presente. No había punto en la Villa Riddle —Techos, patios, calles, etc— que no estuviera cubierto por ella, y aunque había a quienes les molestaba el frio, Ginny, por el contrario, adoraba dar largos paseos por los hermosos jardines del castillo. No solo porque le agradara el frio, sino porque el paisaje era simplemente mas hermoso durante esa estación del año, y en su vida tan turbulenta agradecía cualquier cosa que la distrajera de su realidad.

Pese a lo que pueden suponer, la vida como princesa de Ginny estaba yendo bien, o al menos si lo comparamos con los días anteriores. Había logrado evitar con éxito los castigos de Umbridge —esta misma decía que se estaba convirtiendo en una princesa ejemplar—, la marca de los castigos se había curado poco a poco, las construcciones para el pueblo que estaba organizando iban como viento en popa, y hasta habían logrado solucionar varios problemas que el mismo pueblo tenía, gracias a la voz que le estaban dando en la Junta de Magos Trabajadores y Obreros. Añadido a esto, Tommy aun no se había comprometido con Pansy, pese a la creciente desesperación de esta misma.

En una ocasión, en la que Pansy apareció durante sus paseos matutinos por los helados jardines, le comentó a Ginny lo frustrada que se sentía, y según mas información que agregó Winky mas tarde, Pansy había tenido una fuerte discusión con sus padres sobre lo que pasaría en un futuro. Para Ginny era una pena que por esto los Parkinson no tomaran sus maletas y se largaran del castillo, porque seguramente ya tenían otra Mansión en la cual vivir, pero las posibilidades de que aquello sucediera antes del año nuevo eran muy remotas.

Lo que si no había avanzado o iba mejor, —aparte de la situación con su padre, a quien seguía sin ver— era el tema de la profesora Mcgonagall. Ginny ya había comenzado a preocuparse de verdad, y con justa razón, porque aparte de que la mujer no respondía sus cartas, los informantes de Winky —elfos domésticos de las cocinas— en Hogwarts, afirmaban que no la veían muy a menudo, o a veces nunca. Eso no podía significar nada bueno. ¿Qué le habría hecho Bellatrix a la profesora Mcgonagall? ¿La torturó de alguna forma?

Snape insistía en que todo estaría bien, pero Ginny podía notar la preocupación oculta que compartía con Dolohov y Rosier, y tampoco lo sabían ocultar muy bien; si antes no se separaban de Ginny para nada, ahora menos lo hacían.

Y ahora abordando algo relacionado con el tema de la red de información que manejaba Winky para Ginny. La pelirroja se llevó una gran sorpresa con respecto a eso el martes al atardecer: venía saliendo de una aburrida clase con la profesora Umbridge, solo pensando en asistir a la cena para después ponerse a revisar los planos que le habían enviado los mismo arquitectos mágicos, encargados de la expansión de la Villa, antes de que Harry la fuera a buscar. Pero, apenas estando a dos cruces del comedor, un chasquido frente a ella la hizo detenerse de golpe, muy sobresaltada.

Snape, Dolohov y Rosier se apresuraron en colocarse frente a Ginny, con las varitas en mano, sin embargo, se calmaron cuando vieron que se trataba de Winky, que se apareció por medio de su magia única. Aunque, no fue un consuelo por completo, ya que la elfina se veía agitada y temblaba ligeramente.

—¿Qué sucedió? —preguntó Ginny, apenas Winky comenzó a tartamudear.

—Señorita... Winky... E-ella... —Winky suspiró, para controlar su respiración y su tono de voz—. Señorita Riddle, Winky estuvo vigilando a su madre, y escuchó cómo Mulciber le entregaba información importante. Información que la llevó a decidir hablar con El Rey. Winky vino lo mas rápido que pudo, porque Winky piensa que a lo mejor querrá escuchar la conversación.

Ya ocasiones anteriores la elfina le había traído información sobre las discusiones de sus padres, pero siempre eran otros elfos los que escuchaban, y aunque le pareciera extraño, sentía la curiosidad de escuchar todo en primer lugar.