Capitulo 14:

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Cuando la orquesta de cámara acabó de tocar el vals, Ginny y Harry se detuvieron en medio de la pista. El salón entero estalló en aplausos, pero ellos estaban mucho más interesados en mirarse el uno al otro, sonriendo, para no separarse por completo. Ginny se sentía embelesada por el brillo en los ojos de Harry, que la hipnotizaba como si le estuviera haciendo algún tipo de magia. Su sonrisa también era encantadora, que además sólo se la dedicaba a ella.

Se sentía como una chica única y especial.

—Tu sonrisa es como un Lumus en la oscuridad de mi vida —susurró Harry, cuando sus rostros comenzaron a acercarse inconscientemente.

—Todo iba bien hasta que dijiste eso —se rió por lo bajo Ginny.

—Sé que adoras que te lance esos piropos.

—La verdad es que si...

—¿Ves? Ya comienzas a ser muy sincera.

Sus labios buscaban rosarse, pero el momento fue abruptamente interrumpido gracias al sonido de las puertas del gran salón abriéndose con fuerza. Todos los invitados se sobresaltaron y murmuraron sorprendidos. Ginny y Harry se separaron para observar, por encima de las cabezas de los invitados de la fiesta, como Snape, Dolohov y Rosier entraban, siendo seguidos por un grupo numeroso de Mortífagos.

—Supongo que hasta aquí llegó mi fiesta —dijo Harry, volviéndose hacia Ginny.

—Tienes que irte —susurró ella preocupada, soltando sus manos.

—Hasta luego, pelirroja... —Harry le dio la espalda, pero luego se quedó congelado en su puesto y volvió a mirarla—. Aunque, antes tengo que hacer una cosa.

Sin dejar que Ginny pudiera decir algo, Harry la tomó por la cintura e unió sus labios con dulzura. Ginny no podía creerlo, y mientras exclamaciones de sorpresa inundaban el salón, rodeó el cuello de Harry con sus brazos, cerró los ojos y disfrutó del momento. El beso era tan cálido, dulce y bonito, que Ginny sentía mariposas en su estómago, las cuales le obligaban a no separarse de él.

Pero al final tuvo que hacerlo, sin embargo, tenía una sonrisa amplia en sus labios.

—Ahora sí, hasta luego, pelirroja —dijo Harry, mientras se separaba y hacía una burlesca reverencia.

Snape, Dolohov y Rosier, junto con los demás Mortífagos, luchaban por abrirse paso entre la gente, hacia la pista de baile, pero Harry fue mucho más rápido en irse, y cuando estos por fin llegaron, no había quedado ni el rastro del azabache, a menos que la sonrisa y mirada embelesada de Ginny hacia el lugar en donde Harry se había ido contara.

—¡¿Que significa todo esto?! —la exclamación de Bellatrix trajo a Ginny de nuevo a la realidad—. ¡¿Quién era ese chico?! ¡¿Por qué se atrevió a...?! —miró a Ginny de forma fulminante, tanto que ella se encogió en su puesto, sufriendo de un escalofrío—. ¿Conoces a ese muchacho? —agregó en voz baja, conteniendo su rabia.

—No lo conozco.

Bellatrix la miró de peor forma, estando convencida de que mentía. Tommy, dándose cuenta de que esta situación era grave, esbozó una sonrisa y miró a los invitados, que aguardaban estupefactos en sus puestos.

—La fiesta ha terminado. Muchas gracias por venir.

Todos entendieron que debían irse, así que poco a poco los invitados fueron abandonando la sala, murmurando por lo bajo todo lo que había pasado. Cuando la sala quedó vacía, vieron por fin a Tom, quien se acercó a su familia guardando un rostro calmado y hasta gentil. Bellatrix era todo lo contrario, y parecía a punto de explotar: sus ojos se abrían más de lo normal y una pequeña vena en su cuello palpitaba.

Paredes de Mentira [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora