Capitulo 42:

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Durante las siguientes interminables semanas y meses, Ginny estuvo planeando minuciosamente la fiesta de cumpleaños de Harry. Pese a que pidió ayuda de los Weasley y de sus amigos, se le hizo bastante difícil coordinarse con todo lo que tenía que hacer y mantener como princesa, todo empeoró cuando tuvo que encargarse personalmente de los problemas de Hogwarts, debido a que los estudiantes estaban causando bastante revuelo.

Sin embargo, y con un poco de ayuda de su tía Narcisa, de Percy y de Winky, pudo crear un itinerario durante el día que le ayudaba a estar más organizada. En la noche implementó la misma estrategia y con ello comenzó a sentir que podría cumplir con todo.

Mientras la fiesta de Harry se acercaba, Ginny se empezó a poner un poco más perfeccionista y exigente. Todo tenía que salir perfecto y justo como lo había planeado en su mente. Harry había sospechado un poco de que algo se traía entre manos, pero por mucho que intentó aprovecharse de sus clases particulares de Legeremancia para averiguar la verdad, pronto se dio cuenta de que era buen maestro y tenía una buena alumna, porque la chica había ocultado muy bien esa información en lo más profundo de su mente. Esto lo hacía sentir orgulloso y frustrado en partes iguales —Lucía se había burlado todo esos días de él—.

Cuando llegó por fin el día, Ginny agradeció haber tenido el apoyo de los Weasley, pues sola no hubiera logrado organizar todo.

Al anochecer, como Ginny había pedido, Harry no fue a buscarla al castillo y ella pudo llegar a madriguera gracias a los poderes élficos de Winky y a su Saeta de Fuego —El azabache se tendría que entretener largo rato con Lucía en el mundo muggle—. Todo el pueblo de la barrera era un desastre, o al menos había muchísimo alboroto. La idea inicial de Ginny es que le hicieran a Harry una fiesta algo privada y familiar, pero Molly se emocionó bastante y terminó argumentando que el azabache se merecía mucho más. Sirius y Ron la apoyaron, y así fueron sumándose mas votos, a los que Ginny no pudo contrarrestar.

El punto es que el epicentro de la fiesta sería enfrente de la cabaña central, la cual como su nombre indicaba, era el centro del pueblo y el lugar en el que almacenaban la comida compartida por los habitantes. Para cuando Ginny llegó, Molly había avanzado bastante, comenzando a colocar las mesas y decorar todo con globos, pero aun así no era suficiente, así que Ginny ayudó dando algunas indicaciones y órdenes, usando su faceta oculta de princesa heredera.

—¡Bill, déjale la decoración de los globos a Fleur! ¡Vas a terminar...!

¡PLAM!

—Explotando los globos —finalizó Ginny, observando con severidad a Bill, que se había quedado pasmado por la explosión repentina del globo en sus manos, mientras los gemelos y algunos más alrededor se reían.

—¡William! —exclamó Molly en forma de reproche.

«Mejo dámelo, «cagiño» —intervino Fleur con dulzura, tomando y alejando la bolsa de globos de Bill.

Ginny rodó los ojos y se alejó, intentando concentrarse en los demás detalles de la fiesta. Tuvo el desagradable encuentro lejano con Cedric, quien no sabía porqué estaba ahí en primer lugar, pero al saludar también a Cho, pudo entender que ella lo había llevado. Al menos para intentar reparar la relación tensa que estaban llevando.

No obstante, Ginny no tenía demasiadas ganas de estar cerca del chico.

—¡Charlie, ayuda con la fiesta! —ordenó, mirando mal al pelirrojo que ahora estaba coqueteando con una chica del pueblo.

—Ya voy, enana. Ya voy...

Charlie parecía no prestarle atención, por lo que Ginny suspiró y pensó rápidamente en la forma de vengarse.

Paredes de Mentira [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora