Capitulo 43:

325 26 22
                                    

—¿Una discusión? —preguntó Harry, intentando ocultar su nerviosismo.

Ginny asintió, mientras continuaba avanzando por el bosque alrededor del pueblo de la barrera, siguiendo el camino de tierra señalado.

—¿Por qué tu madre y tu hermano discutirían? —cuestionó de nuevo el azabache.

—Winky dijo que fue una discusión bastante fuerte y se quedó escuchándola, por eso no atendió a mi llamado anoche. Al parecer, Tommy no pudo soportar que los rumores de la nueva sucesión se hicieran realidad. Mi padre habló personalmente con él y le comentó que no se sentaría en el trono. Como debes suponer, no le sentó nada bien y discutió con su queridísima madre, acusándola de que no estaba haciendo nada para que ganaran la guerra contra mi. ¿Puedes creerlo?

—Es absurdo. —Harry soltó una risita y tomó la mano de Ginny, para que siguieran caminando en paralelo—. ¿Por qué no simplemente se rinden?

—Jamás van a soportar la idea de que yo me siente en el trono. Por suerte, mi cumpleaños número diecisiete está muy cerca, y todos nuestros problemas se desvanecerán.

Harry besó la frente de Ginny de forma cariñosa, también queriendo dar su apoyo a todo lo que estaba diciendo.

Era ya primero de agosto en la noche. Un día después del cumpleaños de Harry, y de aquella fiesta que había empezado tan bien pero culminó con todo lo contrario, o al menos para Ginny. Durante el día, no pudo sostenerle la mirada a Snape y estuvo bastante distraída de todas sus habituales tareas de princesa, tanto que ni siquiera se emocionó cuando su padre le anunció que al día siguiente visitarían el monumental estadio de Quidditch que estaban construyendo detrás del castillo Riddle, justo entre el mismo y una de las montañas que delimitaba con la frontera. Por lo general, un evento tan importante como la final del Mundial de Quidditch, en donde participaría la selección de Inglaterra, y estando tan cerca de su cumpleaños, podría haberla hecho sentir emocionada. Pero aun teniendo en mente su discusión con Snape, era casi imposible, pese a que Snape tampoco había querido hablarlo o decirle algo más relacionado a eso, llegando hasta el punto de cancelar las clases particulares de magia ese día.

El único consuelo en todo aquello, es que Ginny sabía que Snape no divulgaría su secreto.

—Ginny. —Harry la miró de reojo, y ella supo que no estaba siendo nada buena ocultando su preocupación—. ¿Estás bien? Te noto bastante rara desde que nos encontramos en tu habitación. Siento que me ocultas cosas. ¿Algo pasó anoche o en el día? ¿Mi tío Severus sospecha...?

—No es nada. —Ginny sonrió, deseando con todas sus fuerzas que no pareciera una mueca—. Es que mientras volábamos hasta el caldero Chorreante, sentí que alguien nos seguía...

—¿Estás segura?

—Puede que no. No lo sé.

Para este punto de su vida, Ginny no podía distinguir demasiado la verdad de la mentira, a menos que ella fuera quien contara cada una. Como ahora, que no podía decirle a Harry que Snape sabía todo por no querer preocuparlo. Además, no deseaba que la poca convivencia tío y sobrino que existía últimamente se perdiera por completo o se volviera incómoda.

—¿Segura que te sientes bien? —insistió Harry—. Podríamos posponer la reunión con el ED.

—No, tenemos que hacer una nueva misión esta semana. Donarle mas dinero a la Orden ayudará a que terminen de comprar los medicamentos para los enfermos en el pueblo, incluyendo a Lucas, el hermano de Lucía. Él se ve mucho mejor y me gustaría que siguiera así.

—Pelirroja, deben tener dinero suficiente...

—Yo quiero que tengan de sobra; que nada les falte.

Paredes de Mentira [Harry y Ginny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora