Una primera impresión desfavorable

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Despues de que Sigma saliera de la habitación, Iván aún observaba desde la puerta, boquiabierto, la escena ante él: Atsushi había logrado que el arrogante y dominante Fyodor le obedeciera y se sentara sumisamente en el suelo.

La persona que mejor conocía a el azabache no podía creer lo que veían sus ojos. Si el omega podía controlar a alguien tan fuerte de voluntad como Fyodor, era mejor no enfrentársele ahora que estaba de tan mal humor.

Así que Iván tomó la decisión más sensata que pudo en ese momento: evitó totalmente el área donde se encontraban Atsushi y los otros dos, dirigiéndose rápidamente hacia la cocina. Mientras caminaba, pensaba qué podría preparar para ayudar a calmar los ánimos de el menor sin apartar la vista ni un segundo de la escena que se desarrollaba en la mesa del comedor.

Una vez en la cocina,  rápidamente comenzó a buscar ingredientes para preparar un té relajante con miel y  limón, y también cortó algunas rodajas de pan de cajeta para acompañar. Mientras calentaba el agua y mezclaba la infusión de hierbas, no le quitaba un ojo de encima a Atsushi, observando cuidadosamente su expresión en busca de cualquier señal de que su ira comenzaba a disiparse.

Una vez listo el té y la merienda, Iván se acercó lentamente a Atsushi y le ofreció amablemente la bebida caliente y los bocadillos recién hechos. La dulzura del té de miel pareció surtir efecto, pues Atsushi aceptó agradecido la ofrenda y la bebió lentamente, sintiendo cómo comenzaba a calmarse. Iván suspiró aliviado, sabiendo que había manejado prudentemente la situación.

Una vez que los ánimos se calmaron, Atsushi le preguntó a los rusos por qué habían ido a visitarlos tan temprano si ya habían estado ahí el día anterior.

Fyodor respondió con calma que Gogol estaba embarazado y que después de enterarse, había ido directamente hacia allí, probablemente buscando consuelo sin pensar claramente. Agregó que él había ido a buscar a el omega.  

El detective miró atónito a Fyodor y luego a Gogol, impactado por la noticia. Estaba perplejo ante la tranquilidad con la que el azabache había revelado el hecho de que Gogol estaba esperando un hijo suyo. Nadie había pensado que anterior se había desmayado con la noticia.

Gogol, por otro lado, lucía avergonzado por haber provocado todo ese escándalo tan temprano en la mañana sin siquiera haber revelado el motivo detrás de su comportamiento.

Atsushi se sintió instantáneamente culpable por haberse enfadado tanto con el bufón, sin saber que el estado emocional que produce el embarazo probablemente influyó en su explosivo arrebato. En voz baja, le pidió disculpas a Gogol.

**F. B**

Kunikida había estado angustiado por la repentina desaparición de Atsushi. Investigando frenéticamente por su cuenta, había logrado obtener, gracias a Katai, una imagen de una cámara de vigilancia de la persona que se había llevado a su cachorro. Aunque aún no contaba con la suficiente información y la que pudo conseguir era ambigua.

Le preguntó a Ranpo para confirmar sus sospechas, pero este solo le envió directamente con Yosano, asegurándole vagamente que el albino estaba bien. El idealista se mostró escéptico pero no tuvo más remedio que ir a ver a la doctora, con la esperanza de obtener más información.

Cuando llegó a su consulta, le tomó un rato persuadirla de que le contara lo que sabía sobre el paradero de el omega. Mirando los signos visibles de angustia y estrés en el rostro de el rubio por la incertidumbre sobre la seguridad de Atsushi, Yosano finalmente admitió que había estado atendiendo a Atsushi las últimas semanas en un casino.

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