¿Una noche tranquila?

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Ese día cuando  Fyodor despertó, en realidad  no sabía  ni cuándo se había quedado dormido. Tardó en ubicarse y recordar en qué lugar se encontraba. Pudo percibir un cuerpo aprisionándolo. Al bajar su rostro se topó con la voluminosa cabellera blanca de Nikolai, que dormía plácidamente aferrado a él

Recordó que la noche anterior el albino se había quedado con él, como solía hacer a menudo. Comprobó la hora con pesar. Sabía que debía levantarse temprano pero Gogol parecía negarse a soltarlo. Intentó zafarse con suavidad para no despertarlo, pero los brazos del omega sólo se aferraron con más fuerza.

Fyodor:Tengo asuntos que atender y no puedo quedarme en la cama todo el día.

Gogol reprimió un quejido y enterró el rostro en la el pecho del otro, negándose a despertar. El ruso volvió a intentarlo, esta vez lo sacudió suavemente mientras lo llamaba.

Fyodor: ¡Gogol! Deja de hacer el perezoso y suéltame de una vez

A pesar de sus quejas, Nikolai no parecía dispuesto a soltarlo. Se aferró a él con más fuerza poniendo su mejor cara de súplica haciendo un puchero

Gogol: Quédate un ratito más, Dos-kun..

Fyodor rodó los ojos así que si estaba despierto, aunque debía admitir que la escena le resultaba divertida.

Fyodor: Sabes que no puedo...

Al ver que el azabache no cedería, el ucraniano cambió de táctica. Se sentó a horcajadas sobre su estómago para inmovilizarlo, mirándolo con una sonrisa.

Gogol: Ahora no podrás escapar

Aunque la tentadora visión de Gogol sobre él era bastante atrayente, Fyodor sabía que debía mantener  su negativa o terminaría perdiendo tiempo valioso.

Así que colocó sus manos en las caderas de Nikolai para mantenerlo a una distancia prudente, mirándolo fijamente con calma.

Fypdor: Es demasiado temprano para tus juegos. Ahora quitate de encima.

El albino hizo un mohín decepcionado, pero rápidamente esbozó una sonrisa. Se inclinó sobre él rozando sus labios suavemente, apenas un roce.

Gogol: Vamos, solo unos besitos

Fyodor cerró los ojos, dejándose arrastrar por la tentación solo unos segundos.

Gogol: Quédate diez minutos .  Luego te dejaré marchar sin más quejas.

A pesar de la resistencia inicial de Fyodor, los besos de Nikolai comenzaron a menguar su voluntad, impidiéndole pensar con claridad.

Gogol sonreía para sus adentros, disfrutando ver el efecto que causaba en su amante. Sus manos recorrieron el pecho de Fyodor bajo la ropa, haciéndolo estremecer.

Fyodor: Nikolai... Realmente tengo prisa...

El albino rio por lo bajo, triunfante.

Gogol: Tu cuerpo dice otra cosa, Fedya

El azabache sabía que si seguían, todo su plan para el día quedaría olvidado. Aún así un rápido movimiento invirtió posiciones, aprisionando a Nikolai bajo su cuerpo. Lo miró severo, aunque su mirada también lo delataba. Sus manos ya se aferraban a la cintura del otro, atrayéndolo hacia sí en un acto reflejo.

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