Alivió temporal

450 62 21
                                    

Yosano: Ven conmigo, Atsushi. Vamos a revisar cómo va ese pequeño.   

Atsushi: Está bien.

Kunikida: Iré también.

Yosano condujo a Atsushi a través de la pequeña puerta que daba a la habitación que Sigma había preparado con anterioridad a petición de la doctora y siguiendo las instrucciones ee esta. Sus movimientos eran suaves pero decididos, denotando su rol como doctora y persona a cargo. La habitación estaba ordenada casi espartanamente, con una gran ventana que dejaba entrar la luz del día y una sola camilla de examen crujiente y blanca en el centro.    

La doctora hizo un gesto con la mano hacia la camilla, indicándole que se subiera. El albino trepó torpemente, sus largas piernas colgando sobre el lateral. Se acomodó de espaldas sobre los almohadones planos, algo incómodo por lo rígido del asiento pero deseoso de complacer. Mientras tanto, Kunikida observaba la escena con atención cautelosa desde la puerta. Su ceño fruncido denotaba su actitud protectora hacia el menor, mientras su postura rígida indicaba lo ansioso que estaba por escuchar que su joven protegido estaba sano y salvo.

Atsushi se sentó rígidamente en el filo de la camilla del examen, su espalda tiesa y  sus piernas colgando, sus dedos nerviosos se enredando y desenredando entre sí. El miedo frío se arrastraba por su espina dorsal como miles de hormigas, haciendo que su corazón palpitara en su pecho como el tambor de una marcha fúnebre. El idealista se paró junto a él en silencioso pero firme apoyo, su mano cálida descansando tranquilizadoramente sobre el hombro tenso de el menor.  

La azabache se dio la vuelta hacia él con una sonrisa cálida y profesional. Comenzó a hacerle preguntas en un tono suave pero directo: sobre dolores, molestias, antojos o cambios recientes. 

Luego colocó sus manos sobre el abdomen de el albino. Palpó con suavidad pero firmeza, moviéndose en círculos meticulosos, sintiendo para detectar cualquier anomalía. Manteniéndose atenta , escaneando su rostro en busca de señales de malestar o incomodidad, pero también notando cualquier emoción que pudiera revelar.

El albino sintió una punzada de miedo y premura, preguntándose si él y su pequeño estarían bien, si ese frágil brillo de vida dentro suyo continuaría ardiendo. Sintió cómo el peso del mundo se levantaba de sus hombros cuando Yosano le sonrió con confianza.

Yosano: No te preocupes más, todo está bien. Tu bebé está creciendo fuerte y saludable dentro de ti. Estás haciendo un trabajo. 

Una oleada de alivio inundó a  Atsushi mientras una sonrisa de gratitud iluminaba su rostro y lágrimas de gratitud comenzaban a acumularse en sus ojos. Sintió cómo la calidez de la esperanza se filtraba en su pecho con la confirmación de que su bebé estaba bien.   

El idealista apretó su hombro con suavidad en apoyo

Atsushi: Gracias

Apenas escuchando las útiles instrucciones y consejos de Yosano, la mente de Atsushi se perdió en la dulce sensación de alivio que lo inundaba. Sus hombros se hundieron con renovado peso al saber que su preciado hijo no nacido estaba sano y fuerte. Una sonrisa ligera y satisfecha comenzó a extenderse por su rostro radiante, sus ojos adquirieron un brillo soñador mientras miraba sin ver hacia delante.   

Atsushi pensó en ese pequeño ser invisible dentro suyo, ahora más querido y preciado que nunca. Pensó en el futuro lleno de esperanza que lo esperaba, en el don maravilloso que le había sido otorgado.

Nuevo amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora