Amistades improbables

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Yumeno se removía inquieto en su habitación. La agitación que se sentía en toda la base de la Port Mafia le indicaba que algo importante sucedía. En medio del alboroto, el omega aprovechó un descuido de sus guardias para escabullirse silenciosamente. Sabía que no tendría mucho tiempo antes de que notaran su ausencia, pero estaba harto de estae encerrado, además Elise no había ido a jugar hoy.

Sabía que Chuuya se molestaría cuando supiera su pequeña huida. Pero el beta se preocupaba demasiado, cuando lo único que Yumeno buscaba era divertirse aunque fuera por breves instantes. No duró mucho. Pronto el panorama comenzó a aburrirlo.

Kenji caminaba distraídamente por las bulliciosas calles, preguntándose por qué Ranpo lo había mandado a llamar con tanta urgencia.

Mientras tanto, su mente no dejaba de darle vueltas al paradero de Atsushi. Extrañaba a su amigo y se sentía inquieto por él. No entendía cómo permitían que Dazai siguiera en la agencia después de lo que le hizo.

Si dependiera de él, aplicaría el castigo de su aldea natal a los traidores. Pero aquí las costumbres eran diferentes, debía recordarse.

Fue sacado de sus cavilaciones al reparar en una peculiar cabellera bicolor cerca.Un niño de su edad parecía inquieto, mirando en todas direcciones como si buscara algo o alguien.


Kenji: Hola, ¿estás bien?

El extraño dio un respingo, mirándolo con desconfianza.

Yumeno: Estoy...buscando algo -

El extraño dio un respingo, mirándolo con desconfianza.

Estoy...buscando algo

Kenji: ¡Puedo ayudarte! Soy Kenji

El niño pareció debatirse. Finalmente cedió.

Yumeno: Soy Yumeno. Gracias, Kenji.

Yumeno seguía sin revelar qué "buscaba", a pesar de las preguntas de el rubio. El menor disfrutaba manteniendo el misterio.

Sin embargo, se encontró respondiendo poco a poco a las anécdotas y comentarios del otro chico. Su eterna sonrisa contrastaba con la habitual desconfianza que inspiraba en otros.

Era refrescante para Yumeno que alguien no temiera revelar detalles personales. Comenzó a ablandarse bajo el encanto de el detective.
Al principio, el plan de mafioso era usar su habilidad para controlarlo y divertirse a su costa.

No obstante, al mirar la franca y cálida expresión del otro, esa idea pareció esfumarse. Algo en ese rostro puro lo inhibía.

Decidió seguir disfrutando un rato más de la plática, aunque su mente no acabara de entender la bondad de el rubio.

Kenji se hallaba tan inmerso en la conversación que por un momento olvidó los motivos que lo llevaron hasta allí. Hasta que de pronto su semblante se ensombreció.

Kenji: Me pregunto dónde estará Atsushi...

Musitó para sí, aunque lo suficientemente alto para que Yumeno oyera. El menor frunció el ceño, súbitamente interesado. La mención de ese nombre despertó su curiosidad. Se acordará de haberse encontrado con él antes.

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