Capítulo 22

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Manuel Mijares:

Aún tenía en la cabeza en ese misterioso mensaje de supuestamente una mujer. No entendía la razón de esto y me preocupa, Igualmente que nos hayan seguido desde que salimos aquel día de la casa y luego a la Editorial. Aquí algo está raro. Después de la hermosa noche con Lucerito. Llegó el siguiente día y también recibí otro mensaje muy sospechoso, por suerte Lucero no estaba y no me tenía que hacer una escena de celoso con toda razón. Esto no me gusta nada

Había pasado exactamente una semana. Ya habíamos discutido 3 veces. Lucero estaba siendo algo rara conmigo, me indicaba de que yo tenía una amante y todo daba a apuntar que ella también tenía supuestas pruebas de una infidelidad.

—Hola —entra Itatí al consultorio— Puedo hablar contigo?

—Si vente —se acerca y toma asiento—

—Necesito de tu ayuda.

—Ok, habla

—Estoy enamorada —dice susurrando tímida y sonrío por eso—  De dos hombres —abro mis ojos de par en par y ella tapa los suyos con sus manos— No lo planeé, simplemente no se que fue pero sucedió y estoy entre la espada y la pared

—Itatí, eso es imposible, como vas a estar enamorada de dos personas

—Es que uno tiene lo que no tiene el otro y... —comienzo a burlarme y ella pone su peor cara— Manuel es enserio —asiento— Que hago?

—No no sé. No me ha pasado —me propina un manotazo— Es que no se de verdad. Esto es algo en lo que no te podría ayudar.

—Ok mal doctor. A ver tu que onda? Mi Lucero ya me ha contado que está celosita por tu buena atención con las colegas

—Ah porque es por eso —ella asiente— Tu sabes que yo a Lucerito la adoro.

—Por esto te estoy defendiendo y por eso ella no te está dando lata

—Gracias, igualmente ando un poco preocupado. Desde una semana estoy sintiendo que alguien me persigue y tengo miedo de que así mismo pase con Lucero

—Y porqué te perseguirían?

—Ese es el punto. No tengo idea.

Continuamos platicando hasta que se fue, obviamente avisandome que esta noche nos iríamos de fiesta por ser sábado. Lo que evidentemente ya era obvio. Así que luego de pasar por mi Lucerina y dejarla en su departamento, me fui al hotel para arreglarme. En la noche fui por ella. Al abrirme la puerta quede embobado con la belleza de esta mujer

—Lucero dios mío que hermosa estás —se muerde su propio labio sonriendo— Te lo juro estas tan bella que pareces irreal

—Dame tu mano —le hago caso y ella la pasa por su rostro— Convencete de que soy muy real y estamos juntos tú y yo —se acerca a mi pasando sus brazos por mi cuello y besa mis labios con su toque de ternura y pasión— Te amo —me surrura en medio beso—

—Yo a ti te amo con todo Lucerina —dejo un corto beso en sus labios y salimos hasta el coche.—

Estábamos en camino al bar donde nos reuniremos todos los amigos. Como cada fin de semana. Escuchando una buena música en el estéreo del coche y contándola con emoción mientras besaba su mano y ella la mía. Hasta llegar, entramos y de inmediato encontramos a nuestros amigos. Nos pusimos a hablar, compartir y beber obviamente.

—Bailamos? —pregunto en el oído de mi Lucerina y asiente para luego alejarnos hasta la pista—

Mis manos estaban en sus caderas y las suyas por momentos alrededor de mi cuello mientras bailamos pegados, al parejo de la música. Y dentro de unos minutos volvimos con los demás porque Lucerito iría en compañía de sus 2 amigas al baño.

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