Capítulo 26

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Lucero:

Me estaba sintiendo de la fregada poco a poco abrí mis ojos y me encontré a una señora con una de mis manos entre las suyas. La miré con rareza, en cambio ella tenía sus ojos llenos de lágrimas pero una sonrisa en sus labios. Al cerrar con fuerza mis ojos para poder reconocerla sentí una presión en mi cabeza horrible. Que me hizo quejarme y agarrar mi cabeza con ambas manos

—Hija estás bien? —pregunta con tono de preocupación y lentamente abro mis ojos observándola con duda— Responde nena

—Quien es usted? Y porqué me dice nena. La conozco? —un jadeo sale de su boca y lleva una mano a su boca— Disculpe si la ofendo con mis preguntas, no tengo idea de quien sea. Bueno ni de quien soy

—Dios mío —se levanta de la silla en la que está sentada y sale del cuarto dejando entrar a una mujer rubia con una mirada algo intensa—

—Quien eres?

—Tu doctora. —asiento con duda— También soy tu mejor amiga. —desvío mi mirada— No me recuerdas verdad? —con incomodidad asiento con mi cabeza— No pasa nada. Esto es muy normal. Necesito hacerte unos estudios rápidos llevas mucho tiempo sin reaccionar

—Ok —ella comienza— La señora que salió antes de ti. Es mi madre? Lo digo por como me veía y me trataba

—Si. Esa es tu madre —sus palabras eran frías, secas, enserio podría tener una amiga así—

—Quiero estar sola —ella asiente y sale—

Esto es el colmo, como no voy a recordar a mi familia, a mi supuesta mejor amiga. No se ni como llegué a este lugar, me duele todo desde la cabeza hasta la punta de los pies y no sé nada de mi. Me siento horrible. A pesar de haber dicho que no quería ver a nadie la puerta de la habitación se abre dejando entrar a un hombre que me miraba con una sonrisa. Éste hombre traía como unas curitas en la frente. Y caminaba con un poco de dificultad, algo le ocurrió. Se me acercó y cuando vi sus ojos quedé estática por completo.

<Que ojos tan preciosos>

Digo en mi cabeza, comenzó a hablar pero mis ojos estaban fijos en los suyos, esa mirada me atrapó con intensidad. Más sus palabras. Me dijo te amo. Me dijo Lucerina, no sé que signifique pero sonreí al escuchar eso último. No lo pude evitar

—Puede dejar de mirarme así? —esquivo su mirada— Me pone muy incómoda, por favor deje de hacerlo —de verdad que si—

—Es que no puedo. Te pareces a la niñita que conocí hace años. Justo hoy parece que te estoy viendo con 13 años

—Nos conocemos desde que tengo 13? —eso fue una sorpresa, se que tengo 27 años— Y como te llamas?

—Que nombre me pondrías?

—No lo sé. —niego con confusión— Usted me ve cara de adivina? No recuerdo ni como me llamo. La señora que estaba aquí cuando desperté me dijo nena, luego supe que es mi madre, y la enfermera que dice que es mi amiga ni siquiera me dijo como me llamo solo me dijo mi edad, me trataba como una enfermera común y corriente no como se supone que deben tratarse las amigas. Y luego llegas tu diciéndome tantas cosas que...

—Te llamas Lucero —asiento en forma de agradecimiento— Yo soy Jose Manuel. Pero tu hobby siempre había sido cambiarme el nombre.

—Enserio? —el asiente— Entonces sabes porqué estoy aquí?. Escuché que llevo días dormida

Este hombre baja su cabeza y logro escuchar un suspiro hondo de su parte. Vuelve a levantar su mirada y esboza una pequeña sonrisa en sus labios negando levemente con su cabeza

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