Capítulo 29

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Manuel Mijares:

Había pasado una semana más. Lucerito me estaba aceptando en su vida de manera increíble. Poco a poco dejó de tratarme como al principio, sonreía más y platicabamos mucho. Sobre todo de ese libro que ella no tenía ni la más mínima idea de que fuese suyo. Había quedo con todos de que no le tocaran el tema del libro y si ella preguntaba se hicieran los desentendido. No sé pero quiero que mediante a él ella misma se conozca y conozca su vida, lo más importante. Lo anterior si, todos le han contado de su vida, omitiendo de que es escritora. Hice a todos jurar que no le iban a mencionar eso. Quiero que lo sepa de otra forma. Sé que de una manera cuando lo sepa se va a sentir orgullosa de ella misma, cuando termine de leer todo eso.

He llegado a robarle un par de besos y ella ha tenido también esos hermosos impulsos conmigo. Es una nena, siempre que eso ocurría trataba de no verme a los ojos porque decía sentirse nerviosa. Cosa que siempre ha sido así antes del accidente. Y me gusta que sea así, que lo diga, es que amo ver su actitud de niña pero sincera siempre, eso es algo que amo de ella.

—Que bueno que llegaste —Sale Itatí de la habitación de Lucero— Lucero esta insoportable no quiere hacer ni el esfuerzo en caminar

—Pero que le pasa? En la mañana estaba tranquila no?

—Eso fue en la mañana. Ya desde la tarde esta que no hay quien le hable. Lleva mas de 2 semanas sin mover ni un solo músculo, todo lo hacemos por ella, insistió tanto en caminar y al intentarlo y no poder se puso a la defensiva

—No pues eso es lógico. Déjame pasar

Entramos ambos y Lucero tenía cara de enojo, al verme sonrió de medio lado y opté por acercarme hasta dejar un beso en su frente.

—Que sucede no que quieras caminar?

—Me duele hacerlo —se queja con toda razón— Estas personas empezando por Itatí no me entienden

—Lucero tienes que poner de tu parte, claro que te entendemos

—No ya, mejor déjame —se cruza de brazos y con un asentimiento de cabeza le hago saber a Itatí qu me deje con ella a solas—

Tomó sus manos y las beso con suavidad.

—Lucerina. Tienes que intentarlo

—Me duele

—Es normal pequeña, pero poco a poco se puede no te pongas berrinchuda

—Tu tampoco me entiendes —soltó con pesadez y se volvió a cruzar de brazos— No puedo hacerlo.

—Luc... —me interrumpe—

—No quiero

—Me dejas hablar? —niega con su cabeza— Pero niña hagámoslo de otra man...

—Que no quiero José Manuel

Ahhh no otra vez Jose Manuel, no. Me pongo de pie y la tomo en mis brazos haciéndola gritar y propinandome unos cuantos manotazos. 

—Bajame —me grita molesta— Bajame Manuel no estoy jugando —me le quedo viendo, parece una niña— Manuel que me bajes

—Segura?

—Estás sordo? —poco a poco la voy bajando hasta que las puntas de sus pies tocan el suelo— En la cama Manuel!!!

—No. Tu dijiste que te bajara.

—Que mal me caes —se aferra a mi— Manuel no estoy jugando

—No Lucerina yo tampoco. Ve a la cama. —apunto hasta ella—

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