30- La caja de galletas

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Camine rápidamente para alejarme de él, había arruinado mi noche y él estaba tan consciente de ello, que ahora se sentía mal y quería disculparse conmigo, pero yo no tenía intenciones de escucharlo.

— ¡Morgan! —me grito nuevamente— ¡espera! —apresuré el paso y entré a la sala común de Slytherin— Quiero explicarte lo que paso.

Deje de lado que había más gente ahí y me detuve de golpe.

— ¡No! —chille y me giré para verlo— no quiero ninguna explicación tuya.

— Pero ...

— Pero nada —lo corté muy molesta, mientras retomaba mi camino hacia mi cuarto.

— Sabes que no era mi intención todo lo que sucedió —comentó de manera triste y un poco apenado, cuando tome la chapa de la puerta.

— Si esa era tu intención o no ... —se me formó un nudo en la garganta— arruinaste todo —abrí la puerta y entre a mi cuarto, para evitar hablar con él.

— Morgan... —su pie se interpuso en mi camino cuando estaba dispuesta a cerrar la puerta en su cara.

— ¡Matheo! Si antes no quería verte, ni escucharte, en este momento menos —mis ojos se cristalizaron.

— Morgan por favor... 

El estomago se me revolvió. 

— No —lo interrumpí de nuevo— Quiero que te alejes de mi —solté y en el momento en el que vi sus ojos, me arrepentí al instante, así que intente explicarme mejor— después de que terminamos, solo nos hemos hecho daño y ya no quiero seguir con eso, menos ahora que tu estas con Hermione y yo ... —trague saliva— yo quiero intentar y hacer las cosas bien con Bellamy, así que aléjate de mi —supliqué— y olvídame de la misma manera en la que olvidaste todo lo que sentías por mi.

— Yo nunca ... —se quedó callado, supongo que analizando sus siguientes palabras y aunque le di la oportunidad de terminar su frase, no lo hizo, así que suspire pesadamente.

— Solo déjame —le supliqué y hubo un gran silencio de su parte, pero al parecer accedió, porque lentamente empezó a mover su pie, hasta que por fin pude cerrar la puerta.

Me deje caer en el suelo, mientras las lagrimas empezaban a correr por toda mi cara.

Tal vez después me arrepentiría de decirle lo que le dije, pero necesito que se mantenga alejado de mi, mientras logro resolver la situación y aclarar mis sentimientos, para tomar una buena decisión y no hacerlo por presión. 

Las lagrimas seguían corriendo por mi cara y no estaba muy segura del motivo por el cual estaba llorando.

— Morgan ... —alce la cara y vi a Draco con una manzana a medio comer, parado a unos cuantos pasos de mi.

¿Desde a que horas él estaba ahí?

Me limpié rápidamente las lagrimas y forcé una sonrisa, la cual no sirvió de nada, porque él sabia que estaba mal.

— ¿Qué pasó?

— Matheo arruinó toda la cena y ocasionó que Elijah y Klaus me odien de por vida, luego de que les confesó lo de la princesa roja. 

— Ellos no podrían odiarte por eso, son casi como tu familia.

— Lo eran y ahora si lo hacen, porque por mi culpa Kol está muerto —Draco se tensó unos segundos.

— ¿Fue la princesa roja? asentí, así que siguió preguntando ¿Cómo es que tu ... —se calló antes de terminar su pregunta— sabes que, no tengo por qué hacer esa pregunta y tu no tienes que hablar de lo que paso hasta que estés lista —me aseguro— cuando lo estés, yo estaré para escucharte.

La venganza de los RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora