2-Nunca

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Matheo me tomó del brazo y me llevo a un salón.

— Tenemos que hablar —me dijo seriamente y trague saliva incomoda.

Sabía perfectamente de lo que quería hablar, pero no estaba dispuesta a tener esta conversación, de menos no ahora.

— No creo que este sea un ... —no pude terminar mi frase, porque sentí los labios de Matheo sobre los míos.

¡Matheo me estaba besando!

 Y aunque de verdad había extrañado sus besos, no podíamos hacer eso, así que me separe de él, confundida, porque además esperaba cualquier otra cosa menos que me besara, porque en teoría ambos habías superado eso.

<< Por favor, si te morías de ganas por que te besara>>

O sea si, pero no puedo besarlo. He trabajado mucho para intentar superar lo que teníamos, así que no me voy a dejar llevar, porque se que si lo vuelvo a besar, la barrera que construí para dejar de sentir cosas por él, se va a venir abajo y de nuevo me volveré a sentir mal.

<<¿Por trabajar mucho te refieres a besarte con cualquier chico?>> 

Cállate, hice lo mejor que pude y no quiero volver a pasar por todo eso.

— Deseaba hacer eso desde hace mucho tiempo —me confesó, sacándome de mis pensamiento.

Lo mire sin decir nada. Él estaba  sonriendo, de verdad se veía contento y aliviado, no como la última vez que estuvimos juntos y me dijo todas esas cosas horribles, gracias a que estaba infectado. 

Al darse cuenta que no dije nada, se intento acercar a mi, pero yo retrocedí. Necesitaba estar lo más lejos posible de él para no perder el control, pero el se empeñaba en acercarse a mi, porque en un movimiento rápido, Matheo colocó sus manos en mi cintura y me pego a su cuerpo, sin despegar la vista de mis ojos.

— ¿Acaso tu no lo deseabas? —intente alejarme, pero no me dejo— ¿No deseas que ambos nos quedemos aquí, solos, teniendo uno de nuestros momentos sin que nadie nos interrumpa? —abrí la boca pero no conseguí decir nada. 

Mi labio inferior tembló y Matheo aprovecho el momento para inclinarse hacia mi. Sentí su aliento chocar en mi cara y tuve que girar levemente la cabeza, para distraerme, porque si lo seguía observando, yo sola caería, pero mi acción no le gusto, porque me tomo levemente de la barbilla y me obligo a mirarlo de nuevo, solo que esta vez, mucho más cerca que antes. Su labio inferior rozo el mío y sentí una corriente recorrer todo mi cuerpo, lo que ocasionó que mandara todo a la mierda y ahora yo lo besara. 

Los segundos en los que nuestros labios estuvieron en contacto, definitivamente fueron los mejores del mes, porque no fue hasta ese momento que me di cuenta que a pesar de que había besado a más chicos y la mayoría besaba bien, ninguno se comparaba con Matheo, porque con ninguno podía sentir todo lo que Matheo me hacia sentir con tan solo una mirada o una caricia. 

<<Pero si que eres idiota>>

Al escuchar a la princesa roja, me separé de él.

— Morgan ...

— No—me aparte de él—. Si el ministerio lo descubre —trague saliva inquieta— nos mandaran a Azkaban

— No nos mandaran a Azkaban —me intento calmar.

— Tienes razón, será mucho peor —aseguré negando— ¡Nos pueden matar! 

— No nos mataran —me aseguró con diversión y se acercó a mi. 

La venganza de los RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora