25: "𝑷𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝑴𝒊"

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La brisa de primavera revoloteó por la suave tela azul cielo de la sencilla blusa bordada que abrazaba su cuello y dejaba sus hombros desnudos. Aquellas diminutas flores de colores claros rodeaban su pecho y adornaban el delicado cuello, abrazando el tono de su piel con tanta armonía, su tez pulcra le seducía demasiado por allí en donde las líneas se unían con el dulce de su aroma a rosas frescas. 

Los jeans le sentaban tan bien, decidió Jeongyeon cuando contuvo el aliento al oírla desprender un largo suspiro y se perdió en aquellos bonitos labios brillosos. Desde que se topó con ella por primera vez, su loba le dijo que era incomparable, pero en aquel instante que disfrutaba de admirarla más que antes, porque verla ser ella misma era lo que había estado deseando desde que había tomado sus cabellos entre sus manos por primera vez e imaginó cómo sería verla vestir de un modo más relajado y no tan estructurado, definitivamente la omega que amaba era digna de pintar en oleo. 

Le descolocó un poco caer en cuenta de que se había vuelto un ser dependiente, había perdido la lucidez con todo ese modo tan sutil en el que se oscurecía su mirada cuando las emociones parecían querer dominarla, de lo grácil en su cabello claro como la miel y su suave ondeo sin fin a causa de la caricia del viento, de la curva en sus labios rojos cuando se perdía en sus pensamientos y en esa mueca que lograba al arrugar la pequeña nariz y unir sus cejas finamente pobladas, cuando algo le desagrada. 

Sí, Yoo Jeongyeon era una alfa dependiente de ella, de la omega que amaba, por la que había luchado contra viento, marea y maremoto por el solo hecho de tenerla allí, así, entre sus brazos, en su vida, en sus mañanas al despertar y en las noches al reposar. Lo había estado esperando con ansias, compartirlo todo, hacer un todo juntas, entonces ¿Por qué tenía que simplemente arruinarlo con aquella tonta necesidad de ofrecerle el mundo, aunque esto supusiera alejarla de su lado? Toda la armonía que habían alcanzado pasada la primera noche, luego de ese ataque del cual no habían vuelto a hablar, acabó en esas tontas palabras: 

"¿Sabes que puedes tomar la decisión de vivir a solas un tiempo si así lo deseas?, si quieres recuperar tu independencia o analizar tu vida desde otra perspectiva, tienes que saber que yo apoyaré todas y cada una de tus decisiones, Nayeon." 

Se sintió instantáneamente frustrada cuando, luego de dichas palabras, la omega no despegó la vista de donde la dirigía para replicar, replantear o, tan siquiera, voltearse a verla. Moría por saber qué era lo que estaba pasando por su mente en ese mismo instante. No, definitivamente estaba muy segura de que no estaría en ninguna parte tan bien como a su lado y esperaba ansiosamente que ella pensara igual, porque ese era el lugar de ambas, juntas, viviendo el amor que compartían y que incrementaba por segundo a su alrededor. 

—Nayeon, háblame por favor... —Murmuró ahora con preocupación alertando a su loba, al notar que ella no le había respondido aún, o tan siquiera había dado una muestra de que la había oído, aunque sabía que sí lo había hecho. Solo se había quedado allí, viendo hacia el parque como si fuera la más bella obra de arte. 

Jeongyeon pensó que si ella tan solo fuera consciente de que la obra de arte estaba en el iris de sus ojos cuando el reflejo del sol se posaba por allí y brillaba cual arco iris luego de un gran diluvio, y que era ese resplandor que desprendía de todos su ser lo que alimentaba el deseo de su corazón y ese anhelo de vivir a su lado por la eternidad; no estarían teniendo esa conversación, o bueno lo que creyó que sería una conversación. Nayeon era poesía personificada ante sus ojos y podría pasarse horas demostrándolo a ella, a sí misma y a quien fuere, decidió la alfa divagando como era una costumbre desde que la había conocido. 

Nayeon parpadeó dos, tres y quizás más veces antes de decidirse a reaccionar ante sus palabras. Por un mínimo instante se había permitido perder la mirada entre las preciosas calas blancas que rodeaban el lago de la gran residencia Yoo, embelesada por el encantador parque de esa gran casa en la que, con cada día, descubría algo nuevo; y no pensar demasiado en lo guapa que se veía ese día la dueña de casa, de cuánto le gustaba sin traje de oficina, ¿Acaso había pensado ingenuamente que no sería así?

𝑨𝒑𝒑𝒓𝒆𝒏𝒕𝒊𝒄𝒆 🥀 [2Yeon] G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora