5: "𝑨𝒅𝒖𝒍𝒕𝒆𝒓𝒊𝒐"

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No pasaron muchas décadas, desde que era una costumbre muy popular, censurar la sexualidad de las parejas y alimentar la idea absurda de que, la única clave para un matrimonio exitoso, era ignorar lo que sucedía mientras tu alfa estaba fuera de casa, porque así se reunían las fuerzas suficientes para poder soportar, lo que se creía que era, la meta de un matrimonio: "Preservar la familia". Obvio que sin contar con que aquello generaba dudas y vacíos existenciales, confusión, frustración, soledad, desamor.

Que frívolo sonaba aquello si lo pensaba con más atención, todas esas imposiciones derribaban la importancia de conocer y experimentar la propia sexualidad e incluso decidir si es lo que verdaderamente queremos para toda la vida. 

Aunque se trate de sacrificar sentimientos y muchas, muchas cosas más, a nadie parecía importarle cerrar los ojos, para ignorar que sencillamente el amor se podía acabar y que eso no estaba mal, tampoco era ni la única, ni la mejor opción. Entonces aparecía la llamada promiscuidad quien no era bien vista en la sociedad y orillaba a algunos a buscar respuestas en la oscuridad, donde nadie los pudiese ver y juzgar o incluso acabar: el adulterio. 

Nayeon aún recordaba la expresión en el rostro de su madre omega cuando su padre, un respetable y gran alfa puro, le confesó en su lecho de muerte, que le había estado siendo infiel a su lazo. Al parecer el hombre no había sido lo suficientemente valiente para decirle que le había traicionado durante cinco años con su secretaria, hasta que lo acechaban sus remordimientos de conciencia. Instantes después, Seah, su madre por si se preguntan, se enderezó, se corrió la lágrima que se le escapó de uno de sus ojos color miel y exigió que nadie tenía permitido tocar ese tema nunca más en la vida.

Cielos, un escalofrío recorrió el cuerpo de la omega, cuando recordó el día que su padre dió el último suspiro de vida. 

Los pecados, la falta de moral, la promiscuidad, la curiosidad, el poder de decidir, más de lo que ya habíamos tocado en esta historia, entonces ¿Qué era lo más grave de aceptar vivir en adulterio? Se preguntó a sí misma. 

Hacer el amor no era 'tener relaciones sexuales, reproducirse y ya' como le habían hecho creer, compartir un lazo no era 'propiciar una marca lo suficiente como para que cubra tu cuello', pensó Nayeon con total abrumación. Eso ya lo tenía más que claro, sobre todo desde que se fundió en los brazos de Yoo Jeongyeon, entonces supuso que eso debía de sentir su esposo con su amante. ¿Por eso era que no se sentía mal? ¿O sí se sentía mal? ¿Debería de sentirse mal? Por supuesto que no lo hacía.

Había descubierto un mundo muy amplio en cuanto a su sexualidad hablando, el modo en el que podía corresponder la piel, la revolución en la que se convertían las emociones cuando la tomaba su loba, las muchas intrigas por conocer cuanto más se escondía en esa materia. Era demasiado lo que significaba para ella lo sucedido la noche anterior y nada le pareció tan grave como para sentirse en falta, quizás fuera porque sabía que en su matrimonio en particular, nadie le debía más nada a nadie pues Yejun no acentuaba su marca desde hacía mucho, mucho tiempo. La conexión de sus lobos era casi nula. Quizás debía de hacer algo para cambiar su presente, pero ya no había más nada por "preservar" allí, el amor se había acabado, concluyó y punto. 

A las ocho de la mañana, se hicieron veinticuatro horas de que Nayeon no dormía y sus pensamientos la sumergían en los recuerdos haciéndola parecer fuera de esa dimensión. A la hora del almuerzo recordó que no estaba sola en la casa, pero sintió que no podría más con su propio cuerpo física y espiritualmente. La última vez que observó el reloj, eran las tres de la tarde, cuando se había decidido a tomar una siesta. 

Recostó su cabeza sobre el brazo del sofá, encontrando el momento perfecto para recuperar las fuerzas. Toda su piel se encontraba en alerta supo reconocer cuando su hija mayor le tomó del brazo por la mañana y ella se apartó sobresaltada, mientras le acompañaba en el desayuno. Era como si le hubieran removido el avispero de emociones. No sabía otra cosa más que sonreír ese día, analizó recordando las claras intenciones de cambiarle el humor que tuvo su hija Chaeng al rebatir su decisión de no esperar a su padre para almorzar, ellas siempre le esperaban, pero ella ya no tenía deseos de seguir esperándolo. 

𝑨𝒑𝒑𝒓𝒆𝒏𝒕𝒊𝒄𝒆 🥀 [2Yeon] G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora