Jeongyeon observó de reojo, como sus hijas se adentraban detrás de ella en su compañía y luego de que descansó un suave beso en la mejilla de Nayeon, ellas le saludaron como si aquella omega estuviera despierta, de hecho había sido una indicación.
Nayeon recibía un estímulo constante de parte de todos, ella inclusive, había aprendido cómo masajear sus músculos para que no perdieran su elasticidad. Había sido muy interesante, la alfa había disfrutado muchísimo de la idea de poder ayudar en sus tratamientos en su tiempo libre.
—Hola Nayeon unnie... —Susurró la niña de cabello corto, una vez estuvo cerca de aquella hermosa mujer, tomó su delicada mano, y acarició el anillo que su madre le había puesto uno de los tantos días que había pasado con ella.
Ese precioso anillo en el que reinaba una perla muy bonita que representaba tantas promesas y que Ryujin admiraba siempre que estaba allí. Trazó la suavidad de su piel y el amable en sus rasgos con la mirada, y sintió grandes deseos de echarse a llorar. Aquello le parecía una tragedia de las que solo se leía en un libro de Shakespeare, pensó.
—Hola... —Susurró Tzuyu a la par de su hermana menor, mientras se mantenía muy erguida.
Ellas se dirigían de modo tal que parecían sentir temor a despertarla. Se veía preciosa, pensó la joven alfa mientras la recorrerla con detenida atención, descubriendo siempre algo nuevo en su belleza, imaginando los secretos que escondía en su personalidad inexistente, su cabello color miel que yacía oculto detrás de sus hombros y, sin poder evitarlo, se preguntó si el color de su mirada sería tan dulce como todo en su aspecto. La intriga carcomía a ese par de jovencitas y con cada visita, crecía un poco más.
—Deberían de hablarle más alto, ella las puede oír. —Confirmó Jeongyeon con una sonrisa de incentivo.
Era la tercera vez que sus hijas estaban allí y aunque había sido insistencia de Ryujin el pasar cierto tiempo con, quien parecía ser irremediablemente, la omega que tomaba todos los pensamientos de su madre, a esta última le costaba creer que sus hijas tuvieran tanta empatía para con la situación que les tocaba transitar.
—¿Ya has hablado con unnie sobre su anillo de compromiso, mami? —preguntó la pequeña, dando una suave caricia sobre la mano de la misma.
Jeongyeon asintió como respuesta, sin poder evitar que aquel instante le arrollara la memoria. Ese era uno de los tantos recuerdos junto a su omega, que guardaba en su corazón celosamente.
Flash
Era lunes por la tarde, el sol estaba a punto de ponerse, la claridad se apagaba más temprano por aquellos días debido a la llegada del frío invierno.
El viento le removió los cabellos cuando caminaba por una transitada calle de Seúl y ella hundió sus manos dentro de sus bolsillos. Se acercaba la culminación del año y aunque no estaba de ánimos para festejos, Jeongyeon no podía dejar de pensar en que hubiera sucedido si todo hubiera seguido su curso sin el trágico final.
¿Cuál sería su destino en esas épocas, si Nayeon estuviese a su lado? ¿Hubieran podido aclarar aquella situación en sus vidas? ¿O Yejun seguiría en ese lugar que ella sentía que le pertenecía, sepultándola a la sombra de la omega que amaba? Bufó como una pequeña caprichosa ante esas estúpidas preguntas, ¿Si se hubiesen casado ya?, consultó inevitablemente con el destino, y se encontró de pie frente a una gran joyería, ¿Hubieran logrado ser felices juntas? Fue la última pregunta que se hizo la alfa, con nostalgia.
Por supuesto que sí lo hubieran sido, cualquiera sería felíz con una mujer como Nayeon a su lado, decidió. A veces detestaba el modo en el que perdía su tiempo imaginando lo que podría haber sido, se hacía daño atrayendo suposiciones.

ESTÁS LEYENDO
𝑨𝒑𝒑𝒓𝒆𝒏𝒕𝒊𝒄𝒆 🥀 [2Yeon] G!p
أدب الهواة"¿Porqué?" Se preguntó en su interior cuando pensaba en seguir los pasos de su alfa y sentir la adrenalina que aquello generaba, "Porque es lo que él me estuvo enseñando, yo solo soy su aprendíz..." se respondió buscando algún alivio, no quería sent...