15: "𝑷𝒆𝒓𝒅𝒐́𝒏𝒂𝒎𝒆"

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Im Nayeon y Minatozaki Sana habían crecido juntas en Busan, desde que eran unas pequeñas traviesas a la edad de cinco años, cuando la familia de la nipona había emigrado a Corea

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Im Nayeon y Minatozaki Sana habían crecido juntas en Busan, desde que eran unas pequeñas traviesas a la edad de cinco años, cuando la familia de la nipona había emigrado a Corea. "¡Tal para cual!" Exclamaba aquella vecina chismosa a la cual Sana y Nayeon siempre le cortaba las flores que sobresalían de sus rejas, era una amistad demasiado larga, que le daba a Sana el poder para tomar ciertas decisiones que, ella creía, eran lo mejor para su amiga.

La rubiq omega miró nerviosamente hacia detrás de su casa por el ventanal de la cocina y, luego de que se aseguró de que Kim estuviera en aquel congreso en Japón, respiró calma al notar que el par de mocosas no haría su aparición aún.

—¿Estás segura que él no vendrá hoy, Nayeon-ah? Deseaba quedarme hasta tarde contigo, hoy... —Musitó la omega bebiendo de la taza de té, una vez dejó su teléfono a un lado. Nayeon meció la cabeza, buscando porqué podía oler sus nervios. —¿Y las chicas? 

—Chaeng estaba en casa de su amiga y Yeri trabaja en el bar hoy, ya te dije que nadie vendrá... ¿Y por qué rayos estás tan nerviosa, huh? ¿Qué planeas? —Musitó la omega, ahora alerta de lo que pudiera estar planeando aquella nipona desvergonzada. 

—Yo no hice absolutamente nada, Nayeon-ah, ¿qué podría haber hecho si he estado aquí, junto a ti, durante todo este tiempo? —Sonrió con aquella sonrisa descarada.

Nayeon tragó preocupada, pues supo muy en su interior que, ni aunque quisiera, debía creerle una sola palabra.

El timbre en la casa sonó, fuerte y molesto en medio del silencio que se hizo entre ambas, y se buscaron con la mirada.

—¿No deberías ir a abrir la puerta? —Señaló Sana, nuevamente con los ojos en su teléfono.

—¿Y por qué no vas tu? —Señaló Nayeon, molesta de que le estuviera dando órdenes. Sana sonrió con aquella sonrisa socarrona que hizo a la pelimiel temblar.

—Esta no es mi casa Im... —Esa sonrisa, pensó Nayeon, preocupada.

—Sunny lo hará. —Descartó, regresando su atención a la taza de café.

—Sunny ya se fue a casa, son más de las seis. —Señaló la nipona y Nayeon le miró con los ojos entrecerrados.

—Cuando te comportas de este modo tan extraño, das miedo Sana... —Comentó y el timbre volvió a sonar. Minatozaki sonrió de lado antes de señalar a la puerta.

—¡Ya voy! —Exclamó Nayeon, una vez la omega japonesa hizo ademán de ir a hacerlo ella misma. 

Nayeon caminó con flojera pensando que, si aquella persona tuviera prisa, se debería joder porque ella no tenía prisa alguna por llegar a la puerta.

Respiró como si se preparara para ver a la reina de Inglaterra, y luego abrió la puerta dispuesta a atender a su intempestiva visita. 

Yoo Jeongyeon reveló su mirada profunda por debajo de la gorra de un conocido equipo de fútbol y la omega sintió que su pulso se alteraba a tal punto que podía oírlo retumbar en sus oídos. 

𝑨𝒑𝒑𝒓𝒆𝒏𝒕𝒊𝒄𝒆 🥀 [2Yeon] G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora