La calma floreció en su pecho, mientras respiraba el aroma a paz y libertad que desprendía el abundante campo de dientes de león que la rodeaba. Jeongyeon sintió como si se encontrara muy lejos de casa, de hecho no reconocía aquel lugar en su memoria, pensó mientras caminaba por aquel sendero, estudiando el camino en el trayecto.
A lo lejos, una risa que conocía muy bien, llamó toda su atención y fue entonces que la halló.
De pies descalzos, sonriendo al sol, vistiendo su hermoso vestido negro, el cual resplandecía con la luz del día, como las alas del águila bajo los rayos del astro rey. ¿Cuando había puesto fin a su agonía? Consultó en su memoria, mientras no podía desviar su mirada de sobre ella.
Lucía radiante con su hermoso cabello rizado que caía sobre sus hombros, así, rebelde, brillante y ondeaba libre al compás de una suave brisa de primavera. Sus suaves mejillas pintaban el sutil rubor que las caracterizaba y el destello que vivió en su inigualable mirada frondosa, endulzaba el amargor y la pena que había invadido su corazón y a su loba durante el tiempo que duró su ausencia.
Encontró el anillo, esa preciosa perla que resplandecía en su mano izquierda acompañando armoniosamente con el tono de su piel que tanto le gustaba admirar, es más, podía pasar horas enteras, quizás la vida misma perdiéndose en ella, en su omega.
—¡Jeongyeon! ¡Mira, ven! —Le llamó con una mano, hundiendo esos lindos dientes sobreslientes contra su labio inferior cuando sonreía con toda su dulzura y todo el amor que ella albergaba flotando en lo cálido de su voz, se dejaba oír. Arrugó la nariz ante el refulgente sol que la obligaba a entrecerrar sus rasgados ojos, para deleite de la alfa quien perdía la noción del tiempo al recibir con la brisa, su maravilloso aroma a rosas que hizo brincar a su alfa de emoción.
—¡Nayeon! —Exclamó la alfa con desesperación, apresurando el paso para alcanzarla.
La omega la incentivó a acercarse una vez más, al tiempo que continuaba admirando el cielo, como si algo allí atrapara poderosamente su atención.
—¡Jeongyeon! —Exclamó con alegría, cuando la alfa estuvo a su lado y la recorrió con sus manos, como si estuviera cerciorándose de que fuera real. Desde la cintura, hacia sus brazos, luego su cuello y finalmente sus mejillas —Mi amor... —Murmuró junto a su cuello cuando la estrechó fuertemente contra su cuerpo.
Pero Jeongyeon se concentró en abrazarla contra su cuerpo en su necesidad y esa sensación de pertenencia que se experimenta cuando uno llega a casa después de muchísimo tiempo de ausencia, le llenó el corazón.
—Mi Nayeon, mía... —Susurró sobre sus labios. Su frente estuvo contra la suya, cuando cerró los ojos, sintiendo como lentamente se aliviaba su cuerpo y se aceleraba su loba —¿Dónde te habías metido, huh? —No pudo evitar que esa pregunta se oyera como un reclamo.
Ella le sostuvo la mirada, una vez volvió a buscarla, como si quisiera descubrir lo que atormentaba todo su interior, mientras recorría sus mejilla con la suavidad de las yemas de sus dedos.
—Estoy aquí alfa, junto a ti —Respondió a su pregunta, al tiempo que correspondía con verdadera devoción al abrazo que las unía.
—Extrañaba tanto tu calor, me hacías falta toda tú... —Confesó la alfa, mientras cubría con delicados besos la piel de su rostro haciéndola reír.
Nayeon buscaba su mirada con la misma ansiedad que ella experimentaba.
—No se deshará de mí tan fácilmente, mi señorita Yoo... —Afirmó colgándose de su cuello.
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𝑨𝒑𝒑𝒓𝒆𝒏𝒕𝒊𝒄𝒆 🥀 [2Yeon] G!p
Fanfiction"¿Porqué?" Se preguntó en su interior cuando pensaba en seguir los pasos de su alfa y sentir la adrenalina que aquello generaba, "Porque es lo que él me estuvo enseñando, yo solo soy su aprendíz..." se respondió buscando algún alivio, no quería sent...