3: "𝑰𝒏𝒇𝒊𝒅𝒆𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅"

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Infidelidad, pecado para una mayoría hipócrita, falta de moral para los falsos morales, una elección para quienes lo eligen como su puerto seguro y el deseo de libertad para los esclavos de una triste realidad.

Pero, ¿Qué es lo que realmente se siente ser infiel? ¿Era tan sencillo como se veía cruzar esa delgada línea y decidir beber de otra copa? Quiso saber Nayeon cuando el ambiente se había cargado de una tensión casi espesa e insoportable. 

La omega se había perdido en esa mirada ardorosa que todo su interior enloquecía por descubrir y le atraía con una fuerza monumental, como una invitación a lo prohibido con pase directo a bailar en la oscuridad. ¿Sentiría remordimientos por la mañana? ¿Podría sobrellevarlos con la tranquilidad con la que su esposo se había desplegado en ello durante dos años? 

Ese aliento cálido golpeó el borde de sus labios y tuvo que cerrar los ojos para no caer fácilmente en la tentación, sintiendo que todo su cuerpo se contrae ante el mero acercamiento y la cálida respiración de la alfa golpeándola tan de cerca. Su aroma se intensificó y la pelimiel lo respiró como el aire. Exquisito.

—N-no lo haga, por-por favor... —Susurró con la voz débil y poco a poco fue abriendo la mirada para intentar romper con aquella invasión que suponían los ojos de esa alfa sobre ella, y que amenazaba con quebrantar su tolerancia hasta atravesarla por completo. 

Jeongyeon la miró confundida, cuando ella quiso apartarse para acabar con el contacto que las tenía muy adheridas. Deseaba poder entrar en su ser y liberarla de todo lo que la reprimía, arrancarlo desde adentro, descubrir más allá. Aún era tan pronto, ¿porque su alfa sentía tanta necesidad de posesión?

—¿A qué le teme? —preguntó la menor, sin aflojar el agarre, acariciando, haciendo un contacto suave y casi inocente, intentando reducir sus muros.

Jeongyeon sabía que lo que ella sentía no era lo que salía de su boca, lo podía notar en cada una de las reacciones de su cuerpo tembloroso, podía sentir el deseo arder desde sus mejillas, hasta el modo en el que tensaba los músculos de sus brazos y piernas, y esa boca que le llamaba con tanta desesperación, estaba a punto de acabar con toda la distancia que contenía, lo que prometía ser una explosión, ¿Por qué tenía que dudar y detenerla? ¿Acaso ella no podía sentir lo que sucedía entre las dos? Sentía como si la conociera desde hace siglos, su aroma le era tan familiar que se sentía como si estuviera en su hogar después de un largo viaje.

—A usted... —Sus palabras salieron en un susurro, resistiéndose a lo inevitable. Claro que era sencillo entregar el cuerpo, pero no tanto así liberar la mente, perder todo el poder, ceder. 

—¿Por qué está aquí, entonces? —Insistió la castaña, con la duda sobre sus labios.

La omega pensó una respuesta. ¡Por la diosa luna! ¿Por qué rayos seguía hablando y no la tomaba de una maldita vez? Nayeon hubiera querido que ella no fuera tan respetuosa, que fuera más posesiva, más agresiva y que la poseyera sin su permiso y no la hiciera pensar en respuestas banales, porque si tenía que pensar lo arruinaría, como lo había hecho la mayor parte de su vida.

Sus pensamientos desvergonzados provocaron un rubor tan intenso, que abarcó hasta sus orejas, cuando la miró con las pupilas intensamente dilatadas. 

Pero la pelicorta no pudo evitar descubrir todo el deseo ardiente y mordaz que ella ocultaba detrás de esa timidez en silencio, que la puso completamente dura al instante.

Era tan genuina, que sus puros rasgos la ponían en evidencia. Sus ojos entrecerrados, sus labios entreabiertos, sus mejillas rosadas. Su dulzura la había cautivado desde aquella primera vez y Jeongyeon confirmó que, haber coincidido con esa omega tenía que tener un cometido, ser para ella.

𝑨𝒑𝒑𝒓𝒆𝒏𝒕𝒊𝒄𝒆 🥀 [2Yeon] G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora