Prólogo

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Reece :

—Miren al gordo, no puede levantarse.

—¡Gordo, Gordo, Gordo!

—La ballena no puede correr.

—¡Eres tan horrible! ¿Por qué perdería mi tiempo contigo?

—¡Rechazaron al gordo!

—Estamos llenos, no hay cupos disponibles de trabajo para usted.

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—¡Hey, tú! ¿Te puedo dejar mi numero?

—Que guapo eres.

—Nos encantaría trabajar contigo, Reece.


El sentido de la vida era esa y finalmente pude alcanzar el camino que jamás me haría sentir como antes.

Sabor a VinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora