Mavis:
Carnosos y suaves, son lo que mis sentidos captan cuando la boca de Recce accidentalmente toca la mía.
No se ni como reaccionar, asi que no soy yo quien se aparta y por un instante el parece pensarlo, sin embargo "Ghost" abre la ventanilla y por impulso, Reece se aparta.
—Lo siento mucho, mi señor. Un coche se cruzo...—Calla y noto que esta mirándome, un silencio oscuro el ambiente.
—Sigue conduciendo.—Ordena Reece y ahora esta mirando hacia la ventana.
No puedo interpretar su expresión porque no me deja ver su rostro y durante el trayecto que queda permanecemos en un silencio mucho más incomodo, siento la necesidad de decir algo para romper el hielo y no se que decir.
Las manos me sudan y siento que mi corazón pierde el control, me llevo la mano al tórax y agradezco que no este mirándome, incluso la actitud de ahora me hace sentir que estoy con el Reece de antes.
(***)
—Llegamos.
Ambos miramos en dirección a la ventana, donde esta Ghost.
—Llegamos.—Vuelve a pronunciar.
Suelto un suspiro y Recce se gira a verme.
—Si, claro.—Abro la puerta de mi lado con torpeza al notar que no tiene seguro y salgo.
La puerta se vuelve a abrir.
—Mavis.
Y mis pies dejan de caminar.
Me vuelvo hacia el y lo veo salir del coche para luego cerrar la puerta de este, camina en mi dirección sin quitarme los ojos de encima, el rastro de lo que me parecio ver un Reece avergonzado despues de que nuestros labios se tocaron ya no esta.
—¿Qué?
—Aun no tengo tu respuesta.
Mierda, ni tuve tiempo para pensarlo.
—Necesito más tiempo.
—Y yo necesito una respuesta.
Arqueo una ceja. ¿Tanta urgencia tiene de vender?
Trago saliva y lo miro de frente.
—¿Puedo dar el beneficio de la duda?
Reece eleva una ceja confuso.
—Quiero confiar en ti.
—Confía en mi.—Me detiene.—Desde mi palabra hasta la paga que recibirás.
—No me importa la paga.—En realidad si, la necesito.—Quiero decir... si me importa, pero —Hago una pausa intentando que entienda.—Si Lorenzo Coopola esta de acuerdo con esto y estas seguro que no estas cometiendo un error al tomar decisiones precipitadas.
—No lo hago.
Lo observo en silencio, el respira profundo y continua.
—¿Tu respuesta?
Reece:
—Tengo condiciones.
¿Yo le estoy dando trabajo y es ella la que tiene condiciones? Frunzo el ceño, que me queda.
—Bien, yo también tengo las mías.
Me observa con sorpresa, solo por un instante, porque enseguida me las comunica.
—Quiero completa honestidad sobre el trabajo que hare.
—Venderás terrenos ¿Qué honestidad más quieres?
—Me refiero a que no quiero nada detrás, si planeas algo...
—No soy un puto mafioso, Mavis.
—Bien, también advertirte que a la primera discusión me voy.
Abro mucho los ojos.
Calma Reece.
—¿Es todo?
—Por ahora si, es lo más importante.
—Bien.—Aprieto los puños antes de mencionarlo, pero ella me aborda.
—¿Y las tuyas?—Se cruza de brazos, No le mires los pechos.
Doy un paso hacia ella y me obligo a no bajar demasiado la mirada, ella reacciona algo incomoda, pero se mantiene firme.
—Ahora quiero que recojas tus cosas.
—¿Cómo?
—Tus cosas.—Repito.—Recógelas y ven conmigo.
Roadney Harries.
Cuando pienso en su nombre y en lo ocurrido, cuando pienso que puede quedar libre en cualquier momento y estar cerca de ella.
—Desde hoy vives conmigo, en la finca.
Siempre me ha protegido, solo le estoy devolviendo el favor, eso es todo.
ESTÁS LEYENDO
Sabor a Vino
RomanceTuvieron que pasar doce años para que Reece se convirtiera en el hombre que la sociedad superficial a su alrededor lo aceptara. Debido a su físico su infancia estuvo llena de burlas y maltratos, razón que lo llevo a nunca confiar en nadie, ni siquie...