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Mavis:

No es buena idea, me repito.

Pero claro que no lo es.

Discutimos y ahora quiere que me quede con el... ¿Por qué?

¿Y por qué acepte?

Porque no iba a dejarlo hasta que aceptara. Suspiro. Hay cosas que de Reece no cambian.

—Si algo se le ofrece estoy al lado.—Me indica Shadow antes de abandonarme con Reece en la misma habitación.

Reece reaparece por la habitación, trayendo consigo ropa limpia.

Suspiro, al menos hubiera pasado por mi ropa de dormir.

—¿Cómo esta la herida?—Pregunto notando que el no deja de mirarla.

Aparta los ojos y los pone sobre mi. —Estoy bien.

Que incomodo.

Siento sus ojos sobre mi y entonces viene en mi dirección.

—Que carajos...

Entonces veo, el dolor que sentí en la piel cuando paso el incidente. Tengo sangre en el muslo y la ropa manchada.

—¿Cómo no me di cuenta... mierda.—¿Ahora el es el preocupado?

Arrastra conmigo hacia el baño y me sienta sobre el inodoro cubierto, saca gasas y vendas, alcohol, en conclusión todo lo que encuentre en el botiquín.

Se agacha apoyándose en una rodilla y siento que veo a otro Reece, con la mirada me pide permiso de levantar mi falda crema y asiento, la cortada no es profunda, no como la suya y no creo que necesite sutura.

Solo curación.

¿Va a curarme?

Empieza limpiando, todo en silencio y siento que la herida late, noto que ejerce fuerza, lo freno, aunque sus manos en mi piel me den escalofríos.

—No deberías hacer fuerza, yo puedo.

No contesta y se queda en blanco, entonces yo misma echo el alcohol y limpio la zona, hasta que la sangre ya no cae, pero se ve la raya de la herida.

Acabo y le entrego todo.

—Tengo camisas de dormir.

—¿Cuántas empacas o...—Me callo.—Gracias.

Se levanta y sale de la habitación, dejándome más confundida.



(***)



Pasar la noche con Reece no era mi plan inicial, preparar todo para irme si.

Retiro mi cabello hacia adelante y me coloco la camisa, me queda largo y no se exactamente como me veo porque no encuentro un espejo.

Tiene su aroma.

Me tomo unos minutos y salgo del baño, Reece esta en la sala preparando el mueble.

—¿Quieres algo para cenar?

—No me apetece nada, gracias.

Otro silencio incomodo.

—Ahi dormiré.

—No, claro que no.—Se mira confuso.—Usa el dormitorio, yo dormiré aqui.

Sabor a VinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora