Mavis:
—¿Es atractivo, no lo crees?—La voz de mi amiga interrumpe mis pensamientos, mientras vigilo el viñedo donde ahora mismo hay personas desinfectando las plantas.
—¿Quien?
Beatriz me da una mirada incrédula.—¿A quien más acabamos de ver? Hablo de ese guapo Lansing.
—Creo que tal vez deberían abarcar más el área.—Señalo el lado izquierdo y los hombres se dirigen al lugar.
Es importante que la medina cubra todas las zonas.
—Vamos, hasta una mujer con 0 interés en el romance puede admitir eso.
—No tengo 0 interés en el romance, solo no es mi prioridad.
—Es lo mismo, Mavis.
Camino señalando las zonas a los fumigadores, Beatriz insiste.
—¿Y lo habias visto antes?
—¿Qué?
—Lo llamaste Cece, y no me crei ese cuento.—Ella suspira al verme.—No le dire al abuelo, puedes respirar. Se que pensara que le das ventaja a uno si lo conoces, asi que no se lo dire. Ahora habla.
—Estudiamos juntos un tiempo.
—¿Nada más?
Aunque me prometa que no dirá nada, no puedo permitir que el pasado me haga tomar una decisión respecto al lugar que tanto ella como su abuelo aman.
Además.
Por lo que vi, solo yo me quede atrás.
—¿Mavis?
Le sonrio.—Nada más que yo recuerde, Beatriz.
Reece:
Un fracaso.
Eso es lo que he sido hoy y me pesa tanto darle la cara a mi padre, que acabo dejando el móvil de lado.
Me acuesto sobre el colchón y cierro los ojos, la imagen de mi amiga regresa con su a primera vista torpeza en su blusa y me siento fastidiado.
Ya no soy el mismo de antes.
Tengo todo para tener la seguridad de pararme frente suyo y haberle hablado como lo hice, pero ahora... simplemente con Mavis vuelvo a ser el de antes.
Mi peor versión.
—Mi señor.—Golpean la puerta y me sobresalto.
Mierda.
—Pasa.
Shadow ingresa con el teléfono en la mano.
—El presidente.
Si, ya lo temía.
(***)
Mi padre es otro además de Mavis con el que no puedo mantenerme calmado, me da el típico discurso sin dejarme hablar y la misma mierda frase que ya tengo grabada "usa cualquier método para no fallar"
Cuelgo la llamada y le regreso el móvil a Shadow.
Ella baja la cabeza.—Que descanse, mi señor.
Se retira y vuelvo a tirarme a la cama.
"Usa cualquier método para no fallar"
Usar...
¿Usar a Mavis?
Sonrio y me quedo dormido.
(***)
—Llegaste.—Pronuncia Mavis y trato de no mirarla demasiado.
—No me ire sin obtener lo que quiero.
—Ahora eres decidido, aunque no puntual.
Arqueo una ceja.
—¿No me dejaras entrar?
—No esta aqui.—Pronuncia y me pide seguirla, camino a su lado mientras Shadow permanece tres pasos detrás siguiéndonos.
Me lleva no se ha donde, como si conociera el lugar por completo.
—¿Pasas mucho tiempo en la finca?
—Si no fuera asi no seria yo quien estaría hablando contigo.—Me contestan.—Aman este lugar, solo ten presente eso al querer cerrar el trato.
Se detiene por un momento.
—Si puedes con esa responsabilidad y cumplir su deseo, ten por seguro que será tuyo.
No respondo y llegamos a un prado verde, a lo lejos veo a alguien en un caballo, el cual ignoro para fijar mi atención en el dueño junto a su nieta de pie.
—Tal vez la puntualidad aun no es tu fuerte.
—Eso...—Me detengo.—No soy nada parecido al de antes, Mavis.
Su mirada se posa sobre mi y se cruza de brazos.
—Eso me alegra, al menos hoy.
¿Hoy?
El jinete que ignoraba se acerca con el caballo, baja de este y tiene un dialogo con el dueño.
—¿Un familiar?
Mavis no responde, entonces los tres se giran al regresar y antes de tenerlo delante de mi, un cumulo de imágenes aparece en mi cabeza.
—Roadney Harris.—Se presenta.
—¿Reece?—La voz de Mavis suena baja.
Parpadeo.
—Reece Lansing.—Pronuncia el.—No debe acordarse de mi.
¿Qué no me acuerdo?
Se aparta de ellos y viene hacia mi, me toma por sorpresa sujetándome la mano y abrazándome como si fuéramos los mejores amigos del mundo.
No obstante, junto a mi oído susurra esa palabra.
—O debería llamar gordo Reece.
El pasado no deja de aparecer en mi cara.
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Sabor a Vino
RomanceTuvieron que pasar doce años para que Reece se convirtiera en el hombre que la sociedad superficial a su alrededor lo aceptara. Debido a su físico su infancia estuvo llena de burlas y maltratos, razón que lo llevo a nunca confiar en nadie, ni siquie...