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Mavis:

"—Desde hoy vives conmigo, en la finca"

Parpadeo procesando la orden, el pedido o lo que sea... no se ni como llamarlo.

¿Quiere que yo?

Intento hablar, pero el se justifica.—Si trabajaremos juntos te necesito cerca, si tengo alguna duda o necesito consultar algo.

—Existe el teléfono, Reece.

—Ya dije que no.

—¿Tienes 5 años?

No responde y pasa de largo hacia el lugar donde me estoy quedando.

—¡Recce!—Lo llamo y lo sigo hasta el interior, se pasea como si estuviera en su casa y llegamos al ascensor, aprieta el numero de mi piso.

Me sorprende que lo recuerde.

—¡Reece, te estoy hablando!

—Hazlo mientras alistas todo.

El ascensor se detiene y sigo sus pasos hacia la habitación donde me estoy quedando.

—No puedo, no me mudare contigo.—Le digo cuando llego a la puerta.

Se me queda viendo.

—Es parte del contrato.

—Ni contrato hay.

—Si lo quieres lo tendrás.

Suspiro y siento su mirada sobre mi, me llevo ambas manos a las caderas.

—¿Ahora tomas decisiones de la finca?—Pregunto levantando la mirada.

—Podemos hablar toda la noche de que decisiones puedo o no puedo tomar, pero pusiste tus condiciones y por lo visto planeas poner más.

Mis labios se separan.

—Yo puse una ¿Y te enoja?

—Es diferente.

Reece calla.

Bajo los brazos y da un paso hacia mi.

—Es una larga lista de clientes interesados.—Continua.—Mucho de ellos conoces según se, si quiero que esas tierras caigan en buenas manos hay muchas personas que evaluar, clientes que descartar y seleccionar. Es la finca Coopola despues de todo y ahora estoy a cargo ¿Quieres lo mejor para ella?

Toma un respiro y sigue.

—Te necesito ahi. Conmigo, a mi lado.—Finaliza.

Un silencio incomodo continua.

—¿Me dejaras poner más condiciones?—Pregunto luego de un par de minutos.

El sonríe y abro la puerta de mi habitación.



(***)


—No hay mucha ropa que quede empacar. 

Reece esta parado ahi, apoyado contra la pared de mi dormitorio, tiene los brazos cruzados y me es inevitable no mirarle los músculos que se forman en los biceps al apretar las extremidades.

—¿Ya planeabas irte?—Noto que observa mi maleta.—Tenias todo listo parece.

—Si no fuera por la llamada, si.—Contesto e intento mover la maleta de la cama.—¿Nos vamos.

Sabor a VinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora