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Reece:

—¿Cuál es el motivo de la demora, Reece?—Pregunta mi padre, Shadow me sostiene el teléfono mientras escojo lo que me haga ver menos miserable y que traje conmigo en la valija.

—¿Quiere que cierre el trato en buenos términos, no, presidente?

Si le digo lo que realmente ocurrió esto se alargara, pero supongo que tendrás que esperar más, padre.

Chasqueo los dientes.

—¿Tan complicado has vuelto que Lorenzo Coopola confié en ti?—Me reprocha.

No respondo.

—Quiero ese contrato firmado, Reece y no deseo que regreses...

Cuelgo la llamada.

—Señor.—Shadow palidece, pocas veces le he colgado la llamada a ese hombre.

—No necesita repetirlo.


(***)



Salgo de la ducha y escucho voces en mi puerta, me asomo con la toalla cubriéndome de la cintura para abajo, mientras la otra la llevo alrededor del cuello.

—Ahora mismo el señor esta indispuesto.

—No insistiré.—Mavis.—Le puedes dar esto.

Antes de que se marche, mi cuerpo ya se ha movido y su mirada ha encontrado la mía.

—Mi señor, lo lament-

—Esta bien.—Le interrumpo yo.—Déjanos solos.


Mavis:

Espero unos minutos sentada en el mueble del salón, hasta que lo veo venir a medio vestir, se ajusta la camisa y logro ver los pectorales antes de que los cubra.

Trato de ignorar lo último y soy la primera que habla cuando lo tengo delante.

—Tus nudillos.—El color rojizo por los golpes que proporciono aun se nota. 

Reece esconde la mano, cerrándola en un puño.

—¿Qué era de tanta urgencia?—Cambia la conversión, aunque es por lo que vine.

Me hago a un lado para darle espacio de sentarse y le entrego la invitación formal, Reece lo mira extrañado, pero lo abre igual.

—Lorenzo Coopola esta organizando un "brunch" con el motivo de conocer a más interesados en la finca.—Lo último veo que no le agrada, pero se ve obligado a quitar los ojos de la invitación, para mirarme.—Surgieron algunos interesados.

Respiro profundo.

—A los que no llamo su atención hasta anoche.

Aprieta la mandíbula y quita su mirada de mi.

—Fue difícil convencerlo, pero logre que los invitaran. A ambos.—Si solo mencionaba a Reece, realmente vería un interés de más de mi parte hacia el.—No vuelvan a hacer una cena, no vuelvas a hace una escena.—Me corrijo yo misma.—Es tu última oportunidad.

Tomo mi bolso y me pongo de pie.

—Es todo, fue a lo que vine.

Me da espacio para salir y su voz me para a mitad del pasillo.

—¿Por qué la insistencia? Mavis, te dije que...

—Se lo exigente que es el dueño de la finca y no cuenta con el tiempo para empezar otro viaje buscando a quien darle el lugar que construyo.

Sabor a VinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora