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Reece:

Guardo silencio mientras el oficial detrás del escritorio termina de narrar lo ocurrido y tengo a otros dos observando la situación desde los suyos, Ghost ha ingresado conmigo y su intención es calmar la situación en cuanto me ofusco ante cualquier percance.

—Pago su fianza.—Repite el hombre al ver que no he echo ningún movimiento.

La espalda me pesa y el dolor en mi garganta me hace tragar molesto.

—Y lo soltaron.

—No teníamos nada para retenerlo.

—¿Un escandalo es poco e intentar atacar a una mujer también?—Añado recordando la escena en el restaurante.—Para ustedes es mejor esperar a que algo le suceda a la victima que actuar antes, verdad?

—Señor, necesito que se calme.

¿Qué me calme?

Un oficial se acerca, pero Ghost se pone en medio.

—Esta exagerando y no queremos que esto acabe mal, no me obligue.—Volteo y veo como se contiene de llevar la mano al cinturón, donde ubica su arma.

—Amenazarme no sirve conmigo.

—Retírese.—Me ordena el oficial frente a mi y rodea la mesa para escoltarme personalmente.

Me toca y lo tomo de la camisa, los oficiales se alteran y Ghost intenta calmarles.

—Y usted cumpla su maldito trabajo.

—¡Lo hacemos! ¡Es la orden que se dio, pago su fianza, no podemos retenerlo solo porque usted lo quiere!

—No me interesa cuanto dinero tiene, si no suelta a este oficial .—Dice otro y noto que es el mismo oficial de antes, esta vez apuntándome con el arma.

—Mi señor.—Me habla Ghost.

Suelto al tipo frente a mi, quien enseguida coge su arma y la levanta temeroso. ¿Estos son los oficiales de aqui?

—Ya vámonos.

No soporto estar ni un minuto más lejos de la finca.



Mavis:

¿Por qué de pronto hay tanta seguridad?

Al despertar me di con la sorpresa de encontrar a más de un guardaespaldas en la finca, llevo una camiseta como pijama luego que estropee la mía y apenas me cubre el culo, tuve que correr de regreso a la habitación a cambiarme.

—¿Qué es todo esto, Reece?—Lo llamo cuando ya tengo otro cambio de ropa.

Reece nota mi presencia y deja de hablar con los caballeros, enseguida se vuelve hacia mi despues de pedirles que se marchen.

—¿Por qué hay tantos hombres aqui?—Miro a ambos lados.

—Es seguridad, es todo.

—¿Tanta?

—No incomodaran, estarán fuera de la finca y en los alrededores.

—Eso no explica porque.—No responde y sigo.—Algo esta pasando y si me estas ocultando.

—No hay nada que ocultar.

—¿Olvidaste las condiciones que puse?

Se tensa, lo sabia, algo pasa.

—Recce.—Tira de mi y me lleva hasta una de las habitaciones.




Reece:

Que testaruda es.

Llego hasta el despacho de Lorenzo y cierro las puertas de madera, la suelto y ella retrocede, mientras yo analizo que decir primero.

Si, hicimos un trato, pero... mierda.

—Espero que la excusa que estés elaborando sea lo suficientemente creíble, Reece.

No digo nada.

—¿Y si solo me dices la verdad?

Miro sus ojos y me acerco a ella, respiro profundo y la llevo hasta el mueble, la obligo a sentarse y que me escuche, empiezo a decírselo, noto como su expresión cambia y lo valiente que demostraba ante la situación de que Roadney venga por ella, cambia.

Supongo que es diferente saber que ahora esta libre.

—¿Viene hacia aqui?

—Es lo que creo. —Confieso. 

—Viene por mi, por lo que paso en el restaurante y porque hice todo para que no lo elijan.

—Mavis...

—¿El va a ...

—No dejare que suceda.—Le prometo y me agacho hasta estar a su altura, mis manos van a sus hombros y le prometo una vez más.—Lo matare antes de que llegue hasta ti.

Me mira con una expresión que no descifro, pero tampoco baja la mirada.

—No voy a permitir que te toque.

—¿Por qué?—Pregunta y la miro confusa.—¿Por qué tomarte todas estas molestias? También traerme aqui empiezo a creer... ¿Cuántas cosas más...

—Porque si.

—¿Es la respuesta que me darás?

—Si quieres ponerle más significado es porque me canse de ser la rata que se esconde y huía.

—Jamás fuiste eso.

Ignoro eso y sigo.—Me protegiste todo el tiempo, solo intento devolver el favor.—Espero que sea suficiente excusa.—¿Es creíble para ti?

—¿Para ti lo es, Cece?

Mi corazón se acelera, sus labios me llaman, me provocan con solo existir.

Todo de ella me causa lo mismo y me acerco a besarla, pero la puerta del despacho suena y Ghost vuelve a interrumpir.

Carajo.

—Quédate aqui.—Le ordeno.—Si es una orden y por primera vez has caso. 

—¿Lo que me dijiste es...—Se detiene.—¿Prometes que no hay nada más que me estés ocultando?

Trago saliva.—Lo prometo.



Sabor a VinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora