11

433 48 6
                                    

Mavis:

Observo a Reece dormir sobre la cama del hotel, la guardaespaldas lo deja por fuera de las sabanas y se vuelve hacia mi, me sorprende que haya podido subirlo.

—¿Segura que no esta ebrio? —Me atrevo a preguntar despues de la increíble hazaña que acabo de presenciar.

—Segura.—Me contesta ella.—Tiene el sueño pesado, pero ebrio no esta.

Tampoco es como si fuera la primera vez que hace esto. Es su trabajo y aun asi siento un piquete en el tórax.

—Bueno, me voy.

Parpadeo confusa.

—Entonces también debería..

—El pidió que usted viniera. —Me impide el pase.

—Esta dormido.

—Solo cumplo la orden del señor.—Me contesta rápidamente y aunque intento hacer preguntas, es tan fugaz en irse que no me deja completar ninguna.

Me vuelvo hacia Recce.—Sigue vestido y...

Estoy hablando sola.

Respiro profundo y me acerco a el, Recce no ronca, solo esta profundamente dormido, mis ojos viajan a los zapatos, la ropa arrugada y la camisa desabotonada, solo un rayo de luz de la puerta ingresa por la habitación y ignoro el prender la luz para no despertarlo.

Empiezo con los zapatos, bastante ajustados e intento quitárselo.

No puedo.

—Reece colabora.

Tiro con fuerza y termina cayendo lejos cerca de la puerta, me cubro la boca y ahogo una risa, enseguida me vuelvo hacia el, de inmediato la sonrisa se me borra.

Al Recce de antes esto le hubiera dado risa, lo se.

Trato de no meterme mucho en el pasado y consigo quitarle el otro lado sin problemas, mis ojos suben a la camisa y trago saliva, no lo analizo mucho y pongo las manos sobre su tórax.



Reece:

Tengo la imagen amarga de ese beso en mi cabeza y termino en cuenta de que estoy teniendo una pesadilla, lo se porque de alguna manera unas manos cálidas desvían mi enojo y me terminan por despertar.

Hay apenas una luz que cruza la habitación y me fastidia los ojos, arrugo la frente y maldigo, las manos siguen en mi cara y esa persona me cubre con su cuerpo de la luz, ahora todo esta oscuro, pero no debo analizarlo mucho para saber quien es.

—Shadow, gracias.—Suspiro y menciono el nombre de mi guardaespaldas sin darme cuenta, tampoco es como si a mi invitada le interesara, conociendo a Shadow ya le explico la situación.

Las manos de la mujer que decidió acompañarme hoy frenan en mi tórax, me extraña su actitud, pero lo dejo pasar, le tomo de las muñecas con ambas manos y escucho un suave jadeo cuando la elevo, sentándola sobre mi pelvis.

Generalmente les invito una copa de vino antes de empezar y describo lo increible que es mi talento para descifrar los ingredientes de un vino, no presumo, solo demuestro mis capacidades, pero en esta ocasión ya han sido muchas copas por hoy y un buen vino no esta echo para desperdiciar, no ahora cuando mi paladar y mi estado de cansancio esta lo suficientemente activo  para que el sabor pase desapercibido y no pienso dañar mi reputación, asi sea con una extraña.  

Si bebo algo ahora no sentiré nada.

—No tengo un vino que ofrecerte hoy.—Murmuro.—Vayamos a lo que sigue despues... —El recuerdo de ese beso regresa.—Quiero distraerme de algo desagradable.

Sabor a VinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora