IX. Honestidad

848 113 17
                                    

– ¿Cómoda? – Sonrió Natasha viéndola a los ojos

– Sí, gracias – Sonrió de vuelta, la verdad quería abrazar a la chica, pero aparte de pensar que no era su lugar, Natasha estaba sosteniendo sus manos acariciándolas mientras la veía a los ojos de manera profunda

– ¿En qué estábamos? – Preguntó a los minutos de puro silencio

Wanda estaba distraída por lo suave de sus manos acariciándose con las suyas – ¿Quieres que te siga diciendo porque dios no te juzgará, ya que claramente no existe?

– Sí – No creía que Wanda podría cambiar su parecer, pero sí quería escuchar todas las explicaciones que tenía al respecto

– Intentaré apelar a tu lógica más básica y si esto me lo niegas, en serio tienes un problema con la realidad misma – Tomó aire alejándose un poco de su rostro – ¿La magia existe?

– Hay personas que realizan rituales de magia negra... – Contestó con sus limitados conocimientos

– Hablo en serio – La vio a los ojos – ¿Tú crees que yo ahora puedo aparecer una moneda de oro en mi mano o transportarme a otro lado o curar heridas al instante?

– No, no puedes

– Entonces... ¿Por qué crees que un tipo hace como mil y tantos años sí podía hacerlo?

– Wanda... eso es diferente – Respondió risueña

– No, mi Nat – Sonrió, le encantaba escucharla reír – Porque no pueden haber milagros o magia si no existe en la tierra nadie que pueda hacer lo mismo, y estoy apelando a la lógica más básica, no te estoy pidiendo que lo niegues, pero tú misma sabes que eso no existe, pero no te puedes responder con algo lógico la existencia de Jesús, sólo repites la misma mentira de que era el hijo de dios, como si fuera algo con sentido

– Entonces... si no hay Dios, ni cielo, ni infierno... – Empezó a decir después de unos segundos de silencio – ¿Sólo desaparecemos al morir?

– Sí, Nat – Suspiró viendo la preocupación en su rostro – No hay nada más que esto... por eso es que debemos apreciar el estar vivos, porque al morir no sucede nada más, no nos vamos a ir a un lugar mágico o a algún lugar horrible, porque no podemos, simplemente nuestro cerebro deja de reaccionar y dejamos de ser nosotros mismos, porque dejamos de existir ¿Entiendes?

– Es feo creer que nos moriremos y no iremos a ningún lugar hermoso...

– Pero es la realidad – Acercó su frente a la de ella – Nat... con respecto a mí, a ti, a nosotras... ¿Qué harás? – Preguntó temerosa

– ¿Quieres que sea completamente sincera contigo?

– Claro que sí – Acarició sus mejillas

– Quiero seguir conociendo lo que tenemos juntas, quiero abrazarte, besarte... no sé si entre dos mujeres se puedan hacer más cosas, pero... – Sentía sus mejillas hirviendo – También quisiera eso – Wanda la escuchaba sin demostrarle nada más que comprensión con los ojos – También está Dios y yo quisiera saber que quiere él de mí o si está ahí y quiere hablar conmigo

– Dices que si recibes tu llamado divino ¿Te olvidarás de mí?

– Es que no sé lo que vaya a pasar, tal vez tienes razón y yo me lo quiero negar, pero si él está ahí y quiere hablar conmigo, no voy a negarme a Dios, pero no lo siento Wanda, ahora mismo tengo una especie de culpa por quererte de otra forma que no es amical, pero no siento que Dios haga algo para detenerme, no sé si tal vez él se manifieste para mí...

Hazme Pecar  | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora