X. Desayuno

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– Estoy de acuerdo con que no puedo mentirte – Agachó la cabeza creyendo que la mejor estrategia para usar ahora sería demostrar lo triste y preocupada que estaba – Yo llegué anoche, vine en busca de Nat porque fui algo brusca con ella en la dinámica de confesión y me burlé de todo en lo que ella cree, sé que estuvo mal y no fue correcto, me disculpé con ella, pero no sabía si me perdonó, por eso vine en la noche y la encontré así, la cuidé todo el tiempo, no quería dejarla sola hasta que papá pueda venir en la mañana a verla... no son sólo laceraciones superficiales las que tiene – Explicó rápido y alzó la mirada a Agnes para decir lo siguiente – Natasha sólo es mi amiga – Confesó y era cierto lo que decía

– ¿Sabes por qué lo hizo? – Preguntó más calmada

– Sólo sé que otra monja le dio el artefacto, porque ella le dijo que no sentía que sus pensamientos eran del todo correctos, no sé a qué se refería, sólo me concentré en atenderla y dejar que descanse – Respondió rápido

– Wanda, lo importante ahora es que Natasha esté bien y atendida por un médico, pero tampoco quiero que te expongas a salir de noche o que ella sepa que no eres creyente, te pones en peligro tú y tu familia si se descubre en el pueblo – Emitió con seriedad

– No te preocupes por eso, tía Agnes, no debí hacerlo, pero ya todo se aclaró – Asintió rápido – Déjame volver con ella por favor, no quiero que esté sola en su habitación

– Está bien – Suspiró – Si tu papá ve necesario que alguien la cuide, lo harás, pero no quiero que vuelvas a repetir nada de esto ¿De acuerdo?

– Totalmente – Asintió con una sonrisa

– Está bien, Wanda – Suspiró sentándose en su gran escritorio – Vas a la cocina por algo de comer y después a su habitación, porque las dos están sin probar bocado alguno y ya va a ser medio día

– Está bien – Sonrió saliendo de su despacho

Wanda fue por los pasillos hacia la cocina, si habían galletas o dulces estaba segura de que se los darían, siempre ayudaba cuando era necesario y también le tenían estima, a pesar de chocar con muchas de sus ideas se hacía querer con lo voluntariosa que era.

Después de pensar mejor mientras esperaba la comida acomodó todo junto a unas flores que recogió del jardín para desayunar junto a Natasha y comer en cama, era lindo llevarle el desayuno a la cama, se sentía nerviosa de hacerlo sin pensar realmente, llegó a la puerta de la habitación, estaba junta, así que entró con cuidado dejando la bandeja en la mesa de noche, volvió a la puerta y cerró con seguro por si acaso.

Natasha estaba dormida, Wanda decidió quitar su vestido ensangrentado y lo botó hacia un lado para estar cómoda con ella en cama, se acercó a la chica en cama sentándose a su lado, acarició su largo cabello.

– Nat... mi Nat... – Susurró acercándose a su oído – Despierta, te traje el desayuno – Sonrió al verla abrir los ojos, se acercó a besar sus mejillas

– Hola, Wanda... – Sonrió de inmediato al verla a los ojos, era lindo despertar dos veces y haberla visto enfrente suyo

– Vamos a desayunar en la cama, mientras llega papá a revisarte, déjame ayudarte ¿De acuerdo? – Dijo bajo mientras ponía una almohada detrás de Natasha para que se apoye en su cabecera

– Gracias por todo – Sentía las mejillas rojas, le gustó que Wanda entre a la cama a su lado y ponga la bandeja en medio, tomó un poco de café con gusto

– No tienes que agradecer – Besó su sien y empezó a comer con ella

– ¿Son para mí? – Sonrió tomando las flores al lado, se veían como margaritas

Hazme Pecar  | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora