XVIII. Preocupación

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Entreabrió los ojos, sentía el cuerpo totalmente pesado, ni siquiera reconocía en dónde estaba, recordó que iba con Vision por el camino, en el carruaje, pararon y después... se sentó sintiendo que le faltaba el oxígeno, intentó respirar y calmarse, al final todo ya había sucedido, no había objetivo alguno en desesperarse por lo que ya pasó.

Natasha vio su vestido, era realmente incómodo para un viaje tan largo, se asomó a la primera ventana que vio y no lograba distinguir a nadie, se acomodó de nuevo en el asiento y sonrió plenamente al ver a Vision y Wanda hablar en una puerta, ya habían llegado a su destino, por fin, abrió la puerta del carruaje con rapidez y bajó corriendo hacia su novia.

– ¡Mi vida! – Exclamó Natasha interponiéndose en medio de su conversación y abrazando a Wanda

– Nat... – Apenas logró decir incrédula de que después de tanta espera, su novia esté entre sus brazos – Mi Nat, mi amor... estás aquí – Susurró empezando a llorar

– Y para siempre, Wanda – La tomó de las mejillas limpiando sus lágrimas – Nos asaltaron en el camino, pero felizmente Vision llevaba un arma, como él fue doctor en el ejército, así que no nos hicieron nada ni se llevaron nada

– Eso es lo que menos importa, mientras estén bien – Abrazó a Natasha con todas sus fuerzas resistiendo sus lágrimas, pues era un momento feliz y no debía llorar de angustia, se alejó a besar sus labios, la había extrañado en demasía, no sabía lo que haría si ella no estuviese bien

– ¿Sabes? Las historias trágicas, pero con final feliz se cuentan primero diciendo que todos están bien – Vio a Vision quien se encontraba nervioso y no prestó mucha atención a lo que decía

– Lo siento

– Pasen los dos, vamos a desayunar y a que se abriguen, los caballos los llevaremos a uno de los establos después de que coman – Dijo Wanda sintiéndose por fin aliviada entrando con ambos a casa, por fin las horas de angustia terminaron

Wanda sirvió la mesa para sus invitados, entendía que ambos debían descansar, pero antes que nada las ansias de comer algo las tenían muy presentes, así que con todo el gusto del mundo les hizo café y fue por el pan, trajo otras delicias para acompañar su desayuno.

– Después del impasse con los bandidos y almorzar, se nos hizo oscuro y tuvimos que venir aún más lento – Dijo Natasha disfrutando tanto de comer, adoraba la sensación de llenar su estómago, pues parecía que no había comido tan bien en días

– Estuve esperándolos toda la noche... – Suspiró Wanda acariciando el cabello de su novia, le alegraba que por fin esté aquí, sana y salva – Terminan de desayunar, yo llevaré los caballos con Vis y volveremos a descansar todos – Los vio con atención

– ¿Y el consultorio?

– Les dije que si había algo de suma urgencia manden a alguien a llamarme, pero espero que no sea así, al menos hoy...

– Tú también necesitas descansar – Natasha tomó la mano de su novia acariciándola, se veía que no había dormido nada, odiaba haberla hecho esperar, la necesitaba cerca y con ella para siempre

Después del desayuno se hizo lo acordado, dejaron el carruaje sin caballos y los llevaron al establo para que los alimenten y descansen, Wanda dejó entrar a Vision a una de las viviendas vacías que había acondicionado para su corta estancia y después de agradecerle mil veces más por proteger a su novia, lo dejó dormir y ella se dispuso a volver a su hogar con Natasha, se sentía precioso tener alguien esperando por ella.

Hazme Pecar  | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora