LIV. 1887 ~ Pieza 2

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Al día siguiente James estaba en su oficina como era usual, arreglaba unos papeles, sintió algo extraño en la garganta, se desajustó la corbata abriendo su camisa mientras carraspeaba, sintió que venía un ataque de tos, sacó su pañuelo del bolsillo de su pantalón y tosió encima de él su sorpresa fue máxima al ver algo de sangre en este, le restó importancia buscando en dónde dejarlo, al encontrar una caja vacía en el que guardarlo continuó con sus labores habituales.

No quería pensar que algo malo sucedía, debía centrarse en su familia y hacer su día a día de manera cotidiana, el ingresar a un hospital no le garantizaría una mejora para una vida plena, lo sabía, por lo que prefería disfrutar el tiempo con su pequeña y su esposa.

Por la noche jugaba con su pequeña en la alfombra de su sala, él estaba recostado mientras tenía a Zaira volando con sus manos y piernas, escuchaba sus risas que le llenaban el alma, veía a su esposa sonreírles mientras leía un libro, era una noche como cualquier otra, no quería que nunca se acaben esa clase de momentos.

– Muy lindos ustedes dos, pero me dijeron que jugarían quince minutos más y ya pasó media hora, debemos ir a dormir – Ordenó Natasha

– ¡Nooo! – Exclamó la pequeña – Un rato más...

– La verdad es que es muy tarde y debemos hacerle caso a mamá – Apoyó James a su esposa – ¿Vas a alistarte para la cama mientras apago la chimenea? Por favor – Le pidió a su pequeña bajándola al suelo

– Bien – Emitió la pequeña dirigiéndole la misma mirada que Natasha cuando le pedía hacer algo que no quería – Dame un abrazo – Aún se sentía algo bruto y grande al lado de su hija, sus pequeñas manitos rodeando su cuello con el contraste de sus anchos brazos que al rodearla la cubrían por completo se lo recordaba constantemente, no le importaba realmente lo que opinen sus amigos o socios al verlo ser tan bueno con su hija, lo más importante era que su pequeña sepa que debía ser tratada con amor y respeto, eso era lo que quería lograr cada día – Te amo, cariño – Sonrió besando su mejilla

– Te amo – Imitó el mismo gesto besando la mejilla de su papá y corrió tomando la mano de su madre para dirigirse a su habitación

James se levantó del piso vigilando que Natasha y su hija estén lo suficientemente lejos, abrió la caja que había ocultado en el librero y botó al fuego dos pañuelos con sangre seca, no quería dejar evidencia alguna de lo que le pasaba, tomó el fierro que se usa para acomodar la leña y esperó que se hagan ceniza por completo para después apagar la chimenea y dirigirse con su esposa e hija.

Al día siguiente, Natasha le había prometido a su hija salir a jugar en el patio, corrían en el pasto, se acercaban a las flores, veían a las mariposas, mariquitas, colibríes, todo lo que puedes encontrar en un jardín, Natasha volteaba de rato en rato para ver a su esposo que estaba acompañado de Steve y unos empleados, hablaban del cobertizo o algo así.

Cuando alzó la vista de nuevo notó a su esposo en el piso, Natasha se preocupó tomando a su pequeña en brazos, no quería que vea que su papá estaba en problemas, a medio camino encontró a la ama de llaves.

– Llévala a la casa, que no vea nada – Advirtió Natasha dejando a Zaira con la señora mayor, corriendo hacia su esposo

Natasha cayó de rodillas en el piso al estar cerca de su esposo, lo veía pálido intentando respirar de manera correcta.

– ¡Alguien llame a un maldito doctor! – Exclamó viendo alrededor

– Uno de los empleados fue al hospital, la ayuda ya viene – Dijo Steve queriendo mantener la cordura

Hazme Pecar  | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora