XXIII. Bienestar

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Vio en orden su nuevo consultorio, por fin podía ser una doctora con todas las letras, aún tenía mucho que aprender, pero su papá le había indicado capítulos y guías que debía releer, se había pasado todo el día anterior con calma repasando lo necesario.

Se sentía emocionada en su primer día, pero a la vez quería ayudar a las personas, esperaba que también sus pacientes no lleguen graves en su primer día, más o menos Anthony le había informado que lo normal eran cortes, caídas, dislocaciones, fiebres, así que es lo que esperaba, aunque debía recordar que era un trabajo muy fortuito.

Revisaba los registros de los pacientes, a Anthony le gustaba tener todo en orden, así que debía seguir la misma línea, también tenía que darle reportes cada cierto tiempo.

Una chica entró, tenía unos lindos ojos verdes, era delgada, cabello castaño oscuro, piel muy blanca, llegaba agarrándose el brazo con un trapo.

– Hola – Saludó la extraña – Me corté el brazo... – Destapó un poco la herida, era un corte unos centímetros arriba del codo hacia casi el hombro

Wanda se dispuso a atenderla con calma, le hacía preguntas de rutina mientras cocía su brazo, le advertía que le dolería la aguja, pero ella aguantó, después le vendó la herida y le dijo que necesitaba tener cuidados.

– Antes de que te vayas, dame tu nombre para poder anotarlo en tu expediente – Pidió Wanda sentándose en su escritorio

– Kate Bishop, perdón por no haberme presentado antes

– No te preocupes – Le sonrió – Wanda Maximoff – Estiró su mano hacia ella, ella la tomó para saludarla

– Eres la nueva doctora – Sonrió emocionada

– Sí – Rio con suavidad

Mucho gusto...

– Igualmente... bueno... – Volvió la vista a lo que escribía – Debes de reposar al menos todo el día de hoy... ¿De acuerdo?

– Pero...

– Es una orden, el corte que tienes es profundo y puede desgarrarse

– ¿Y si lo hago con cuidado?

– No, Kate, en serio debes...

– ¡Kate! – Otra mujer entró rápido al consultorio – Aquí estás... – La abrazó dejándole un beso en los labios – ¿Cómo está mi esposa? – Le preguntó a la doctora

– Le decía a Kate que debe estar tranquila todo el día de hoy al menos, yo recomendaría que unos tres día tenga el brazo inmovilizado y venga a consulta después, pero ella se niega, así que le pido que por favor mínimo, hoy esté quieta...

– Sí, doctora, no se preocupe – Asintió con seriedad – Yo me fijaré que no se esfuerce estos tres días y...

– No, Yels – Detuvo lo que decía su esposa – Yo debo de trabajar, porque no quiero quedarme sin el sueldo de esos días, tampoco quiero que llegues cansada del trabajo, hagas la cena y también me atiendas, porque hacer la comida es mi responsabilidad esos días

– La doctora ya dijo lo que debes hacer y lo vas a hacer, no hay discusión al respecto

Wanda sonreía al ver a esas dos chicas, sentía que así serían ella y Natasha cuando llegue.

– Yo he aprendido que lo mejor es hacerle caso a tu esposa... – Intervino Wanda viendo a Kate

– Muchas gracias por su servicio – Sonrió Yelena – Disculpe por entrar así

Hazme Pecar  | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora