XXXIX. Ira

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– Te doy cinco segundos para que sueltes a mi mujer y te largues – Dijo Wanda no queriendo ver a Carol

– Al final ella volverá a buscarme – Emitió con suficiencia soltando a Natasha y caminando en dirección a la puerta

Wanda sentía tanto enojo en ella que alzó la mano y le dio una sonora bofetada a Carol – ¡Ya lárgate! ¡¿Crees que no me doy cuenta de que quieres tenerla a la fuerza?! – Exclamó molesta – ¡Desaparece ahora antes de que esto acabe peor!

– ¿Ah sí? ¿Qué me vas a hacer? – Carol la retó con la mano en su propia mejilla

– Te voy a borrar esa sonrisa a golpes – Amenazó Wanda volviendo a levantar la mano

– ¡No! – Exclamó Natasha abrazando a su esposa, no quería que pelee por su culpa – ¡Carol, vete ya!

Wanda se acercó a abrir la puerta, la cerró fuerte detrás de Carol cuando salió de su casa, cerró con seguro y volteó a su esposa.

– Wanda, perdón, yo te juro que no... – Su esposa la rodeó entre sus brazos, Natasha se aferró a su cuerpo sintiéndose en calma

– No tienes nada de qué disculparte – Acarició su cabello, la tomó de las mejillas – ¿Estás bien? ¿Te hizo algo? – Preguntó preocupada

– No, mi vida – Intentó sonreír no queriendo llorar – Estoy bien

Wanda volvió a abrazarla sentía el rostro de Natasha ocultarse en su cuello – Al entrar te escuché gritar y me asusté muchísimo – Confesó

– Me alegra que estés aquí – Decía más tranquila de estar con su esposa – ¿Por qué llegaste temprano?

– Porque se me ocurrió darte la sorpresa – Acarició su mejilla – Pensé en cocinar algo rico para ti, poner velas, hacer que te relajes un poco, hablar... quería que sea una noche especial – Se encogió de hombros acariciando los nudillos de la mano que tenía tomada

– Eres muy linda – Sonrió acercándose a los labios de su esposa – Iré a... al tocador – Dijo nerviosa alejándose, le daba asco que Carol la haya besado y tocado, también que haya compartido tanto con ella, así que no se acercaría a besar a su esposa así

Wanda no tenía que escuchar a Natasha para saber lo que pensaba, esperó unos minutos, pero su esposa no volvía, caminó hasta el baño y abrió un poco la puerta, divisó la bañera, tenía la ropa de Natasha dentro.

– ¿Qué estás haciendo? – Cuestionó Wanda viendo a su esposa medio desnuda, estaba sólo en esa ropa interior que cubrían hasta la mitad de sus piernas

– Me limpio – Respondió tomando una toalla con jabón que se la pasaba por su torso

– Nos bañamos ayer – Frunció el ceño cruzándose de brazos

– ¿Quieres ir preparando la cena? Ahora voy – Decía tallando sus brazos

– Amor, te vas a hacer daño si te tallas tan fuerte – Se acercó rápido a ella – Tienes tu brazos y estómago todos rojos – La vio a los ojos

– Me siento sucia, Wanda – Decía aún pasándose la toalla

– Nat – No sabía que debía hacer, se acercó a ella rodeando su cintura – Déjame ayudarte – Sonrió tomando la toalla de su mano, besó su frente e hizo que se siente en el tocador – Te amo inmensamente, lo sabes ¿Verdad? – Acarició su mejilla

Hazme Pecar  | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora