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Debido a la negativa de Will de ser llevado en brazos, Hannibal tuvo que presenciar cómo su amado luchaba contra las muletas mientras salían del hotel.

No deseaba darle más motivos a Will para enojarse con él así que decidió cumplir su capricho y no ayudarlo. Aunque ansiaba tirar las muletas y cargar a Will hasta el automóvil, se contuvo.

Su nuevo automóvil provisional, una elegante camioneta todo terreno negra, los esperaba en el estacionamiento del lujoso hotel.

Subieron en silencio, Hannibal detrás del volante. Will se sentó en el asiento del copiloto arrojando sus muletas en los asientos de atrás. Tomó una gran bocanada de aire tratando de recuperar el aliento, usar muletas era cansado. 

—Permíteme.

Aprovechando que Will estaba distraído, Hannibal se inclinó para ponerle el cinturón de seguridad a su amado. Cuando lo abrochó y se apartó, recibió una mirada que podría haber reducido a cenizas a un hombre más débil.

—Yo podía abrochar mi propio cinturón.

—Lo se, pero quería hacerlo por ti 

Su amado trono la boca y fingió ignorarlo pero Hannibal no podía estar más encantado. Disfrutaba tener a Will como copiloto. A medida que avanzaban por la autopista, le lanzaba miradas furtivas observando su ceño fruncido y el leve puchero en sus labios. Era simplemente adorable.

Apretó el volante con fuerza hasta que sus nudillos se volvieron blancos ante el deseo de borrar el enfado de Will con un beso. 

Cuándo el  paisaje cambió de una ciudad pintoresca llena de casas y enormes edificios a un lugar con escasa civilización, donde predominaba la vegetación sobre las construcciones. El semblante de Will pasó de la ira a la preocupación. Incluso dejó de intentar cambiar la música que sonaba por los parlantes del auto, permitiendo que Hannibal escuchará las sonatas de Mozart en paz 

—¿A dónde vamos? —preguntó finalmente.

—Nuestra nueva casa está a las afueras de la ciudad. Pensé que disfrutarías un lugar apartado que te permitiera respirar aire fresco. Es una cabaña sencilla y acogedora, creo que te gustará

Will no discutió.

Sus primeras horas fuera del hotel transcurrían sin problemas. Will parecía más tranquilo. Quiza por la promesa de Hannibal, que le aseguro que no tenía intención de matar a nadie, a menos que Will se lo pidiera, y aunque pretendía mantener esa promesa, seguiria intentando que Will aceptara la oscuridad que se alojaba en su interior. Aún albergaba esperanzas de compartir un asesinato con su amado, anhelaba verlo victorioso, elebandose sobre su víctima cubierto de sangre, con los ojos dilatados de éxtasis. El simple pensamiento lo estremeció y humedeció sus labios con la lengua, casi podía saborear los labios de Will manchados de sangre. Aunque tal vez no podria probar otra vez los dulces labios de su amado

Se sintio decepcionado cuando Will ignoró deliberadamente su declaración de amor, pero entendía que necesitaba tiempo y Hannibal era un hombre paciente. No cesaría en sus intentos de demostrarle su amor hasta recibir un rechazo apropiado.

Finalmente llegaron a un bosque donde se internaron en un camino árido y lleno de baches. La camioneta les permitió hacer el trayecto de manera más fácil, pero no impidió que el vehículo se sacudiera cuando atravesaban algunas imperfecciones en el camino.

Will se había quedado dormido y despertó cuando estacionaron frente a una elegante "cabaña" rodeada de naturaleza. Era una construcción espléndida de dos pisos con amplios ventanales que ofrecian una vista maravillosa del entorno. La fachada estaba pintada de blanco, destacando en el espeso bosque. Un amplio porche cubierto se extendía a lo largo del frente de la casa, decorado con sillas de mimbre y macetas rebosantes de flores coloridas.

Un nuevo comienzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora